La Transición Española (1975-1982)

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Autor: mirka2
Typ práce: Ostatné
Dátum: 08.11.2021
Jazyk: Španielčina
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Apuntes de Historia para Maturitas

La Transición Española (1975-1982)

Se conoce como Transición Española el proceso por el que España pasó de ser una dictadura militar a una democracia, sin necesidad de un golpe de estado o una revolución, y por tanto, sin sangre.

Juan Carlos I. Primeros pasos.

Tras la muerte de Franco, la dictadura se convirtió en una monarquía autoritaria con el rey Juan Carlos de Borbón (nieto de Alfonso XIII), que había sido nombrado por el propio Franco como sucesor. Los militares y los ultraconservadores franquistas esperaban que el nuevo rey mantuviera el sistema de la dictadura con pequeños cambios, mientras la oposición (democristianos, liberales, socialdemócratas, socialistas, comunistas, nacionalistas vascos y catalanes, etc.) vio en la muerte del dictador la oportunidad de conseguir la democracia. La clase media quería simplemente ser como Europa: democracia y crecimiento económico. Algunos grupos pretendían llegar a sus objetivos de forma violenta (ETA la independencia y el socialismo para el País Vasco, GRAPO el comunismo para España, BVE la vuelta a la dictadura...).

En este clima de incertidumbre el rey tenía que demostrar a los demócratas que él también quería la democracia, sin enfrentarse directamente con los militares. El último presidente del gobierno de Franco, Carlos Arias Navarro, no quiso hacer las reformas y utilizó a la policía contra las manifestaciones anti-régimen, por lo que el rey le obligó a dimitir en 1976.

Adolfo Suárez: de la ley a la ley (1976-1979)

Después de la dimisión de Arias, el rey consiguió colocar a su principal colaborador, Adolfo Suárez, como presidente. Suárez era más o menos desconocido para los militares y era visto como un franquista por la oposición, por lo que en su primer año trabajó para ganarse la confianza de todo el mundo con un objetivo muy claro: evitar una nueva guerra civil.

Para hacer los cambios necesarios sin sangre, había que hacerlos desde dentro del sistema franquista. Suárez convenció a las Cortes (parlamento) de Franco de que aprobaran la Ley de Reforma Política, en 1976, en lo que se calificó como “suicidio” de la dictadura. Esta ley permitió la legalización de partidos políticos y unas elecciones libres. Se legalizaron partidos de izquierda como el PSOE y partidos de centro-derecha como AP, además de partidos nacionalistas de Cataluña o País Vasco. El partido comunista (PCE) no iba a ser legalizado por miedo a los militares, pero Suárez lo legalizó por sorpresa unos pocos meses antes de las elecciones, con lo que se hizo enemigo de muchos militares y sectores ultraconservadores.

En las elecciones de 1977, se eligieron unas Cortes constituyentes (para hacer una constitución). Esas elecciones las ganó UCD, el partido liderado por el propio Adolfo Suárez, y formado por democristianos, liberales y socialdemócratas, que representaba a las clases medias pero que no tenía una ideología clara, y que dependía del prestigio de Suárez. En segundo lugar quedó el PSOE, y muy lejos pero dentro del parlamento, AP, PCE y nacionalistas.

Por primera vez en la historia de España, el nuevo sistema no fue diseñado por una sola parte de los españoles, sino que se creó con el consenso de todos los grupos del parlamento. El resultado fue la Constitución de 1978, que sigue funcionando hoy en día como marco de todas las leyes españolas. Esta constitución establece una gran cantidad de derechos y libertades, la monarquía parlamentaria, la división de poderes y (muy importante para los nacionalistas) la descentralización: la posibilidad de autonomía para las distintas nacionalidades y regiones de España. Así, se restauró la Generalitat de Cataluña y el Gobierno Vasco.

I Legislatura, crisis de la UCD e intentos golpistas (1979-1982)

Tras la aprobación de la Constitución en referéndum, se convocaron nuevas elecciones en 1979, que ganó otra vez la UCD. Pero Suárez cada vez tenía más problemas. Dentro de su partido, las tres familias (democristianos, liberales y socialdemócratas) se fueron enfrentando entre sí e incluso saliendo del partido. Los socialistas de Felipe González (PSOE) dejaron el consenso y criticaron continuamente al gobierno. Los militares y una parte de la iglesia no veían con buenos ojos algunas de las reformas (autonomía para Cataluña y País Vasco, divorcio, aborto, etc.). Los grupos terroristas (ETA, GRAPO, etc.) intensificaron sus acciones con muertos casi todos los días. Al final, Suárez dimitió a principios de 1981.

Algunos militares aprovecharon la situación de inestabilidad y organizaron un golpe de estado. El día 23 de febrero (23-F), mientras el parlamento votaba al sucesor de Suárez, un grupo de guardias civiles liderados por el coronel Tejero entró en el Congreso y secuestró a todos los que estaban dentro (gobierno, diputados, periodistas...), mientras otros militares tomaban la televisión pública o sacaban los tanques a las calles de Valencia.

Con el gobierno secuestrado y el ejército dividido, el rey apareció en televisión con uniforme militar y pidió el cumplimiento de la Constitución, con lo que los golpistas se rindieron (la mayoría de los militares no se sentían cómodos con la democracia, pero habían jurado a Franco lealtad al rey).

Después del golpe, se demostró que España no quería volver a la dictadura franquista ni un sistema democrático controlado por los militares, sino una democracia de verdad.

El sucesor de Suárez fue Calvo Sotelo, un ministro poco conocido que consiguió recuperar el consenso en algunos aspectos importantes, pero la situación económica y la falta de unidad de UCD le pusieron muchas dificultades y tuvo que convocar elecciones en 1982.

En las elecciones de 1982, UCD prácticamente desapareció, los partidos minoritarios crecieron pero no pudieron competir con el PSOE, que consiguió una mayoría absoluta muy grande, y fue el partido hegemónico en la política española durante 14 años.

Con el triunfo de los socialistas, por primera vez desde los años 30 un partido de izquierdas gobernaba España. Este momento se toma como símbolo definitivo del final de la Transición y el comienzo de la democracia moderna en España, que es capaz de cambiar de gobierno sin golpes de estado, pronunciamientos o revoluciones.

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