Transición al renacimiento

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Autor: mirka2
Typ práce: Ostatné
Dátum: 22.11.2021
Jazyk: Španielčina
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Transición al renacimiento

1. La crisis del mundo medieval: el siglo XV

El paso de la Edad Media al Renacimiento constituyó en toda Europa una larga época de transición, caracterizada por la vigencia de algunos rasgos medievales junto a otros que anunciaban una nueva mentalidad y una nueva visión del mundo. Podemos considerar que esta transición coincide con el siglo XV, una centuria llena de convulsiones sociales y de acontecimientos históricos que muestran un mundo en crisis y en plena transformación.

Situación política

Durante gran parte del siglo Aragón y Castilla, los dos principales reinos peninsulares, viven fuertes crisis económicas y varias guerras civiles. En Castilla, en particular, la anarquía es total: los nobles luchan contra la corona o entre sí. Mientras tanto, la Reconquista sigue prácticamente paralizada. Los Reyes Católicos (1474-1516) acabarán con tal situación. La política conjunta de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón supone, por una parte, el fortalecimiento del poder real frente a los nobles; por otra, el final de la Reconquista tras la toma de Granada y el descubrimiento de América en 1492. Como contrapartida de lo anterior, se rompe la coexistencia medieval entre cristianos, moros y judíos: en 1492 son expulsados de España los judíos no conversos y los moros son obligados a convertirse al cristianismo o a exilarse.

Situación social

- Durante el siglo XIV, la peste negra había diezmado la población y, como consecuencia, se produce un descenso de la producción agrícola, que reduce a la miseria a las clases trabajadoras. Ante esta situación de miseria, hambre y muerte, surgen dos posturas:

  • La medieval: prepararse para la vida eterna y lograr la salvación.
  • La renacentista: aprovechar el momento y vivar la vida lo mejor que se pueda.

- Se produce el auge de la burguesía, que aporta dinamismo no sólo en el comercio sino también en la visión de la vida y del mundo.

Situación cultural

- La nobleza pasa, en buena medida, de guerrera a cortesana (permanece en sus cortes mobiliarias o en la del rey). En sus palacios, encontrarán ambiente favorable los escritores y los artistas. Y las cortes de los reyes se convertirán en importantes focos culturales.

- La imprenta (inventada por el alemán Gutemberg hacia 1450) permite una mayor difusión de las obras literarias (las primeras imprentas aparecen en España en torno a 1470).

- Un movimiento cultural de enorme importancia llega a España en la última parte de este siglo: el humanismo Llamamos así al movimiento intelectual nacido en la Italia del siglo XIV, encabezado por Francesco Petrarca. Tal movimiento ofrece dos aspectos importantes y además relacionados entre sí:

  • Los humanistas reinstauran el saber grecolatino, mal conocido durante la Edad Media. Estudian y publican los textos de los autores clásicos, que se convierten en modelos. Y los humanistas también pretenden que las lenguas vulgares de sus países, que ellos suelen cultivar también, alcancen la perfección de la latina. El más importante humanista español, Antonio de Nebrija (1441-1522), precisamente publica en 1492 su Gramática castellana, que es la primera gramática de una lengua moderna impresa en Europa.
  • Paralelamente los clásicos ofrecen el modelo de una cultura centrada en lo humano. Los humanistas restauran la visión del hombre y del mundo que poseía la Antigüedad. La visión teocéntrica de la vida de siglos anteriores se ve sustituida por una concepción antropocéntrica: el hombre, no Dios, estará en el centro de las preocupaciones, junto al deseo del alcanzar un desarrollo armónico de las facultades humanas en un mundo igualmente armónico.
  1. La novela y el teatro

2.1. La novela

Con el apoyo de la imprenta, este género literario nace y se difunde con rapidez. En este siglo XV, hallamos ya las primeras novelas, de gran éxito, agrupadas según dos grandes temas: el amor y las aventuras.

La novela sentimental

Forman este subgénero narrativo relatos, casi siempre lacrimógenos, que narran aventuras amorosas por lo común desgraciadas, ya que casi siempre terminan con la muerte de sus protagonistas. Una de las más célebres novelas castellanas de este tipo es Cárcel de Amor,(1492) de Diego de San Pedro. En esta novela se utiliza la técnica epistolar; el autor nos ofrece las cartas que se intercambiaban los enamorados.

La novela de caballerías

Relata hechos fantásticos e irreales protagonizados por valientes caballeros andantes que luchan contra hombres, gigantes, monstruoso y seres mágicos, que se mueven por ideales como la defensa de los débiles y viven extraordinarias e increíbles aventuras en tierras exóticas. Todo ello por amor a una dama. La lengua utilizada en estas novelas destaca por su grandilocuencia y ampulosidad.

El caballero Zifar, de Ferrant Martínez, obra compuesta alrededor del año 1300, es una de las primeras muestras de la novela de caballerías. La acción se desarrolla en la lejana India y Zifar es un modelo de caballero andante, que demuestra resignación y paciencia ante las adversidades.

La obra más perfecta de este género es, sin duda, el Amadís de Gaula, obra que ha llegado a nosotros gracias a una refundición de materiales existentes, llevada a cabo por Garci Rodríguez de Montalvo en 1508.

Estos son los rasgos que definen al caballero andante:

  1. Es fiel enamorado de su dama y a ella dedica todas sus aventuras.
  2. Es leal a su señor o rey y por él lucha; pero también defiende a los débiles y desamparados porque busca constantemente la justicia.
  3. Acostumbra a ir acompañado por un fiel escudero.
  4. Suele ser protegido por un personaje fantástico (un mago o un hada).
  5. Se enfrenta a enemigos de enormes proporciones y conquista tierras exóticas o imaginarias..

2.2. El teatro

El teatro medieval era exclusivamente religioso y se representaba en las iglesias (la única obra de nuestro teatro primitivo medieval que se conserva es el Auto de los Reyes Magos). Pero poco a poco irán apareciendo obras en las que se van incorporando elementos profanos y el teatro se convierte en un elemento de diversión y entretenimiento y pasa a ser representado en las plazas públicas. A finales del siglo XV el teatro también alcanza ya plena presencia en los salones palaciegos y universitarios. Autores como Juan del Encina, Lucas Fernández y Gil Vicente crean obras dialogadas que recogen temas como el amor y la muerte. Son obras breves y poseen todavía un carácter primitivo. Por eso resulta insólita, una especie de milagro, la aparición de una obra como La Celestina, que estudiaremos.

  1. La lírica en el siglo XV

La lírica del siglo XV presenta un panorama más rico y variado que en los siglos anteriores. Destacan dos grandes campos:

3.1. La poesía tradicional

Ya se venía haciendo desde la Edad Media. Se trata de a) poemillas anónimos que recogían los aspectos de la vida del pueblo y que se cantaban por tierras castellana; y b) romances cantados por el pueblo y los juglares desde mediados del XIV.

3.2. La lírica culta

Durante este periodo, en que se mantienen características medievales y avanzan algunos de los rasgos que cristalizarán en el Renacimiento, la lírica también es cultivada en el mundo aristocrático y cortesano, aunque en algunos momentos acuda a las formas y temas tradicionales.

La poesía lírica culta del siglo XV cultivada en la Corte y en los palacios se ha conservado en los Cancioneros, manuscritos donde se reunían los poemas de los más famosos poetas de ese momento. Los más importantes son el Cancionero de Baena (en Castilla) y el Cancionero de Stúñiga (en Aragón). En 1511 se publicará el Cancionero General. Esta poesía recibe dos influencias extranjeras fundamentales: la provenzal (con la concepción del amor cortés) y la italiana ( especialmente la poesía alegórica de Dante).

3.2.1. Temas de la lírica culta

Tres son los grandes temas de este periodo literario: el amor, la sociedad y la muerte.

- El amor se presenta a través del tópico del amor cortés. Se trata de una concepción amorosa creada por los trovadores de Provenza (sur de Francia) y que se extendió por toda Europa. Los puntos esenciales de este código amoroso son los siguientes:

  • Es un amor irresistible por una dama de clase superior y a menudo casada, “señora” de la que el poeta se proclama “servidor” en una relación análoga a la del siervo con el señor feudal. Por eso, este amor permanecerá secreto.
  • La amada será, con frecuencia, desdeñosa y cruel con el poeta, Por ello, se tratará de un amor lejano, distante, irrealizable, acompañado de dolor y padecimiento. El poeta sufrirá tanto en presencia de su dama como en su ausencia.
  • Ese amar y ese sufrir son inevitables, el poeta ha perdido su libertad e incluso se complace en sufrir, pues sufrir por amor ennoblece el espíritu.

- La sociedad en este momento de crisis es objeto de la sátira, la burla y la crítica de costumbres.

- En un mundo en crisis en todos los ámbitos (social, religioso, político...), la muerte es la única que posee un poder igualatorio: a todos llega la muerte, ya sean ricos o pobres, nobles o del pueblo, sacerdotes o fieles... A nadie escapa; ella a todos llama. Este tema lo encontramos en un poema anónimo castellano de arte mayor titulado Danza de la Muerte y que corresponde a un subgénero cultivado en toda la Europa medieval: la “danza macabra”. La Muerte va invitando a su danza a personajes de todas las capas sociales. Lo que destaca es el espanto con que los personajes se enfrentan con la Muerte. La obra también da testimonio de la corrupción y desconcierto de esa época de crisis. La Danza se sitúa en la lucha entre vitalismo (apego a la vida y horror a la muerte) y ascetismo (desprecio de lo mundano y aceptación de la muerte).

3.2.2. Formas de la lírica culta

En cuanto a las formas más utilizadas en esta época, podemos mencionar la canción, el decir y la copla.

- La canción del siglo XV se caracteriza por partir de una cabeza o mote que desarrolla habitualmente un tema amoroso a lo largo de dos o tres estrofas.

- El decir es un poema sin estribillo que se utiliza habitualmente para expresar críticas y burlas sociales.

- Se usan dos tipos de coplas:

  • Copla de arte mayor o de Juan de Mena. Es una estrofa de ocho versos dodecasílabos con rima consonante. Su esquema métrico es: 12A 12B 12B 12A 12A 12C 12C 12A.
  • Copla de pie quebrado o manriqueña. Es una estrofa compuesta por dos sextillas con rima consonante. Los versos 3 y 6 son tetrasílabos, y el resto, octosílabos. Su esquema es: 8a 8b 4c 8a 8b 4c / 8d 8e 4f 8d 8e 4f.

3.2.3. Poetas

- Iñigo López de Mendoza, conocido como el Marqués de Santillana (1398-1458). Entre las obras de este hombre de armas y, al mismo tiempo, gran estudioso del saber destacan:

  • Las serranillas, breves poemas en verso corto y ritmo ligero en las que se explica el encuentro de un caballero con una muchacha pastora (serrana) y como éste la corteja con una finura y elegancia bien distinta de la rudeza de las cantigas de serrana del Arcipreste de Hita en el siglo anterior.
  • Sonetos fechos al itálico modo, a imitación de Petrarca, aunque no acertó en la adaptación del soneto al español.

- Juan de Mena (1411-1479). Autor profundamente influido por los clásicos grecolatinos y por los poetas italianos, escribió el Laberinto de Fortuna o Las trescientas, compuesto en coplas de arte mayor. Es una obra de tipo alegórico en que el poeta llega al palacio de la diosa Fortuna. Allí ve tres grandes ruedas: la del pasado y la del futuro, que permanecen en reposo, inmóviles; y la rueda del presente, la única que está en movimiento. En ellas figuran diversas personas y acciones; su contemplación da pie a meditaciones sobre la inestabilidad de la Fortuna, y a reflexiones morales o políticas.

- Jorge Manrique, al que estudiaremos a continuación.

3.3. Jorge Manrique

3.3.1. Vida

Sin duda alguna, Jorge Manrique es uno de los nombres más insignes de toda la literatura española medieval. Hijo de don Rodrigo Manrique, Maestre de la orden militar de Santiago y entroncado con una familia de muy noble linaje, nació supuestamente en Paredes de Nava (Palencia) hacia 1440 y murió heroicamente en 1479 en una batalla en la defensa de Isabel la Católica, de quien era partidario. La figura de su padre, al que sólo sobrevivió tres años, influyó de una manera especial en Jorge Manrique. Participó al lado de su padre en los incesantes conflictos que dividieron a la aristocracia castellana apoyando a favor de Isabel. Sabemos además que fue poeta cortesano y a su vez hombre de armas, aunque no se tienen muchos más conocimientos sobre su persona.

3.3.2. Obra

 Su obra se divide en tres subgéneros poéticos distintos (amoroso, burlesco y moral). Su poesía amorosa no aporta originalidad y se inserta en la corriente del amor cortés. Su poesía satírica es escasa, pues sólo compuso tres poemas burlescos en los que nunca llegó a la sátira feroz y encarnizada. Pero Manrique debe su fama a su poesía moral: las Coplas a la muerte de su padre, una de las obras maestras de la lírica española.

3.3.3. Las Coplas a la muerte de su padre

No se conoce exactamente la fecha exacta de composición de la Coplas, aunque existen algunas hipótesis. Quizás la más lógica sea la que supone que Jorge Manrique escribió las Coplas en 1477. Recordemos que su padre había muerto en 1476 y que él falleció en 1479. En 1477 el poeta sufrió no pocas contrariedades. Fue hecho prisionero en el asedio a la ciudad de Baena y fue, también, acusado de lealtad hacia la corona, aunque fuera declarado finalmente libre de culpa ese mismo año. Quizá es ese periodo de triste y forzosa inactividad, las Coplas fueron una manera de reaccionar ante la adversidad y un modo de defender su linaje y la figura de su padre.

Las Coplas son una hermosa elegía, compuesta de cuarenta coplas de pie quebrado. La elegía es un subgénero poético que carece de esquema formal fijo y que se define por el tema: expresión por parte del poeta de su dolor por la muerte de una persona. La poesía elegiaca tiene una larga tradición en la literatura española iniciada por el Arcipreste de Hita con su Planto por la muerte de Trotaconventos. Las elegías medievales poseen, en general, una intencionalidad didáctica, de acuerdo con el concepto de literatura dominante en la época. Por ello, el poeta no puede detenerse en la expresión de su tristeza personal, sino que debe convertir esa experiencia dolorosa en motivo de reflexión para los lectores. Manrique escribe dentro de la tradición medieval y por lo tanto sus Coplas son poesía moral y didáctica. Pero, el impacto de la muerte de su padre le inspira el poema; por eso, al elaborarlo, esa muerte se transforma en un símbolo, en un ejemplo del arte del buen morir. Además, las Coplas son a la vez poesía moral y didáctica (típico de la Edad Media) y poesía dedicada a un hombre mortal (rasgo prerrenacentista).

Sin embargo, si las Coplas ocupan un lugar privilegiado en la historia de la cultura hispánica es porque: 1) aborda un tema omnipresente en la cultura medieval castellana, pero sin la pomposidad propia de los poemas elegiacos de aquella época para dar sensación de intimidad; 2) a diferencia de lo que ocurre en la Danza de la Muerte, en las Coplas no hay ninguna descripción sobre la descomposición del cuerpo humano y la Muerte aparece como personaje, pero reducida a una voz interior que mantiene un diálogo con don Rodrigo; 3) novedosa utilización del tópico del ubi sunt no para evocar las glorias antiguas del pasado, sino para presentar la fugacidad de la vida; y 4) la mayor nota de originalidad está en concebir la muerte como parte integrante de la vida.

En esta obra se percibe una organización en tres partes simétricas:

  • Coplas I – XIII. Reflexiona sobre la muerte en abstracto.
  • Coplas XIV – XXIV. Visión más concreta de la muerte presentándonos un desfile de ilustres personajes históricos.
  • Coplas XXV- XL. Individualización de la muerte con el caso de su padre. Elogio fúnebre de su padre, don Rodrigo Manrique, mostrándolo como un modelo de heroísmo, de virtudes y de serenidad ante la muerte; y diálogo de la muerte con don Rodrigo.

El poema, aparte de recoger un hondo sentimiento filial, resume los principios fundamentales de la tradición ascética cristiana, pero también muestra algunas ideas prerrenacentistas:

Ideas y tópicos que aparecen en las Coplas

Medievales

  • La fugacidad de la vida y la inevitable llegada de la muerte.
  • La muerte iguala a todos, ricos y pobres, nobles y campesinos...
  • La vida como camino o recorrido (puede ser un río) hacia la muerte.
  • Menosprecio del mundo y aceptación serena de la muerte
  • Tópico del ubi sunt? (¿dónde están?) para recordar que todo perece con la muerte y nada ni nadie queda tras ella

Prerrenacentistas

  • La tercera vida (la de la fama). En la Edad Media sólo se hablaba de la vida terrenal (un valle de lágrimas) y la sobrenatural. El humanismo va imponiendo la idea de que también en este mundo hay un modo de perduración gloriosa; el heroísmo y el desarrollo de la excelencia humana proporcionan una fama que pervive tras la muerte.

Igualmente admirables son las Coplas por su estilo. Lo caracteriza, ante todo, la naturalidad o la sobriedad de su lenguaje. Junto a ello, su gravedad y su hondura. Destacan inolvidables frases sentenciosas. Y exhortaciones e interrogaciones al lector hacen la lectura más persuasiva, a lo que se añade la emoción de ciertas exclamaciones. Manrique no abusa de las imágenes, pero las hay certeras y bellísimas.

La estrofa elegida es un cauce perfecto para el melancólico pensamiento del poeta. El fluir de los versos, frenado por los tetrasílabos (donde con frecuencia aparecen las palabras más cargadas de significado), produce un ritmo de marcha lenta, grave y solemne.

4. La Celestina

El siglo XV se cierra con la aparición de una de las obras cumbre de nuestra literatura: La Celestina.

4.1.Versiones

La Celestina es una obra que desde su aparición ha planteado varios y difíciles problemas en torno a la composición del libro, sobre el autor y la extensión de la misma, ninguno de los cuales puede considerarse todavía resuelto. La obra nos ha llegado en dos versiones: la primera, titulada Comedia de Calisto y Melibea, de dieciséis actos; y una segunda, Tragicomedia de Calisto y Melibea y de la puta vieja Celestina, en veintiuno. Las primeras ediciones presentan tres estados bien definidos. Al primero corresponde la edición, impresa en Burgos en 1499, que carece de título y autor. El segundo estado lo constituyen las ediciones de 1500 (Toledo) y de 1501 (Sevilla), las cuales contienen once octavas acrósticas de arte mayor donde aparece el nombre del autor, el argumento de la obra y dieciséis actos con sus argumentos. El tercer estado lo representan las cinco ediciones de 1502 - Salamanca, Toledo y tres de Sevilla -, las cuales llevan ya el nombre definitivo de Tragicomedia de Calisto y Melibea y de la puta vieja Celestina. En estas últimas se agregan - con el nombre de Tratado de Centurio - cinco actos más, pero no al final sino a continuación del XIV, con lo que los actos XV y XVI pasan a ser el XX y el XXI.

4.2. Autoría

El libro de La Celestina, tal y como hoy lo conocemos, contiene una carta de "el autor a un su amigo", once octavas acrósticas, un prólogo, la obra propiamente dicha, compuesta por el Argumento y los veintiún actos con sus argumentos. Al unir la primera letra de cada uno de los versos acrósticos, dicen: <<El bachiller Fernando de Rojas acabó la Comedia de Calisto y Melibea e fue nascido en la Puebla de Montalbán>>. En la carta "a un su amigo" se dice que el manuscrito del primer acto, escrito por un desconocido, llegó a manos de Fernando de Rojas, quien, entusiasmado al leerlo, decidió continuar la obra. Estas palabras plantean varios problemas: ¿Fueron dos o uno los autores? Si hubo dos, ¿quién fue el anónimo autor del primero? ¿Quién fue Fernando de Rojas? Si bien la crítica del siglo XIX se inclinó rotundamente por la unidad del autor, hoy los eruditos son partidarios de los dos autores.

Fernando de Rojas fue bachiller en leyes. Nacido en la Puebla de Montalbán (Toledo) hacia 1475, estudió en la Universidad de Salamanca. En 1517 se estableció en Talavera de la Reina (Toledo), donde ejerció por breve tiempo el cargo de Alcalde Mayor. Era judío converso o de familia conversa. Rojas murió en 1541.

4. 3. Argumento

Calisto, un joven noble apuesto, penetra persiguiendo un halcón en la huerta donde se halla a Melibea, perteneciente a una rica familia de la ciudad, de quien queda profundamente enamorado. Ante el rechazo de ésta y aconsejado por su criado Sempronio, decide utilizar como intermediaria a la vieja Celestina, que se gana la vida como alcahueta, para lograr por medio de ella el amor de Melibea. La alcahueta consigue mediante artimañas que Melibea se enamore de Calisto. Los criados de éste intentan explotar en beneficio propio la pasión de su amo. Calixto había prometido una cadena de oro a Celestina si lograba enamorar a Melibea. Cuando esto sucede, los criados, que la habían ayudado, reclaman su parte y ante la negativa de Celestina, la matan. Son apresados y ejecutados por la justicia, de lo que Calisto tiene noticia al día siguiente. Concierta una entrevista nocturna con Melibea; sube por una escalera de cuerda y cuando va a bajar para marcharse, se rompe la escalera y Calisto se mata. Ante la muerte de su amado, Melibea sube a una torre y se arroja desde ella tras declarar las causas del suicidio a su padre. Termina la obra con el llanto y unas reflexiones morales de Pleberio, padre de Melibea.

4.4. Estructura

¿Por qué una historia en apariencia tan simple se convierte en argumento de una extensa y trascendental obra. Por dos razones: 1) por una parte, la acción se demora tranquilamente, con lo que se consigue diseñar unos caracteres de gran fuerza y un ambiente que es exacto reflejo de la vida misma; 2) por otra, las causas y consecuencias de los diferentes acontecimientos se entrecruzan como en la vida misma. Es por lo tanto, la plasmación de esa vida y la intensidad humana de los personajes lo que determina esa riqueza, profundidad y complejidad de la obra.

En lo que respecta al argumento, el motor de la acción es el amor o pasión. Pero obsérvese que se trata del amor-trágico; y es que la estructura de La Celestina está montada sobre el contraste de amor y muerte, permanente en la literatura de todos los tiempos. El acto XII es fundamental. Es el momento en que cambia el movimiento de la obra; el amor y la muerte se reúnen aquí en un mismo acto: el primer encuentro de amor de Calisto y Melibea y la primera muerte, la de Celestina. Anteriormente se ha visto una ascensión hacia el amor; desde ese momento, aparece la muerte como principal protagonista.

Efectivamente, la primera parte, hasta el acto XII, presenta un ritmo ascendente de varios sucesos en función del principal acontecimiento: el encuentro de Calisto y Melibea. Hasta este momento, los acercamientos interesados se van sucediendo con mayor o menor dificultad. Calisto ante los impedimentos determinados por la ilegitimidad de su amor y las imposiciones sociales se alía con Celestina por mediación de Sempronio. Las prostitutas de Celestina, Elicia y Areusa, desempeñarán un papel importante en la consecución de la necesaria asociación de Celestina, Sempronio y Pármeno. Celestina se encuentra con una doble misión: atraer como aliado a Pármeno, más idealista y bienintencionado con su amo, que la conoce bien y la desprecia, y, como proyecto último conseguir la rendición de Melibea, misión muy difícil no por el modo de ser de Melibea sino principalmente por los comportamientos sociales que se le imponen. La corrupción de Pármeno se consigue definitivamente en el acto IX en el encuentro con la prostituta Areusa; la rendición de Melibea, trabajosa y lenta, culmina en el XII.

La segunda parte, de línea descendente, se inicia también en el acto XII con el asesinato de Celestina, a manos de Sempronio y Pármeno. La muerte, ya anunciada varias veces en la primera parte, va a convertirse a partir de ahora en motor de la acción. Tras la muerte de Celestina, Tristán y Sosia comunican el ajusticiamiento de Sempronio y Pármeno en el acto XIII. En el XIX, única noche de amor completo, muere Calisto. En el XX, el suicidio de Melibea, último eslabón de la cadena: Celestina, criados, Calisto, Melibea. Pero la muerte también está presente también en otros actos; por ejemplo, en el XV, XVII y XVIII con los planes de venganza de las muchachas de Celestina y, sobre todo, en el XXI, con el planto de Pleberio, que cierra la obra confirmando el triunfo de la muerte sobre el amor por la fuerza del destino.

4.5. Personajes

La Celestina es una obra única en cuanto a la creación de caracteres. Antes de la obra de Rojas, los personajes eran convencionales, simples tópicos cuya finalidar era moral. En La Celestina , sin embargo, los personajes son ya seres reales con deseos, preocupaciones y conflictos. Aunque Calisto y Melibea aparecen como protagonistas, es Celestina la que acapara la obra entera; éste es el hecho que justifica el cambio de título.

Celestina es, sin duda- el personaje mejor logrado y a la vez el más complejo de los personajes creados por Rojas. Celestina conoce todas las debilidades de la persona humana y posee una experiencia ilimitada, producto de su propio vivir. Es cínica y despiada. Conoce la magia y las artes demoníacas. Todo esto le hace actuar con mucha ventaja sobre todos aquellos a quienes quiere someter a sus deseos. Utiliza todos estos recursos siempre en provecho propio. A menudo nos parece la encarnación de todo el lado negativo de la sociedad. Incluso se le han dado todos los calificativos posibles, hasta el demoníaco. Pero Celestina no es un personaje demoníaco sino humano, ya que su existencia sólo es posible porque existe una sociedad urbana que de alguna manera la necesita. Celestina es un personaje que vive del vicio y de las bajas pasiones de los demás. Y todo esto lo aprovecha en beneficio propio. Pero sin los vicios y miserias morales de la ciudad, Celestina no existiría. Otro hecho que la define de algún modo es su importancia social como alcahueta, hecho éste digno de tenerse en cuenta a la hora de ver La Celestina como testimonio histórico social. En efecto, Celestina es reconocida y solicitada por todo tipo de personas. Pármeno, en la descripción que de ella hace, dice que en todas partes está y todos la necesitan. Importante también es señalar que Celestina ama su oficio y lo realiza con el interés de un profesional, como otros realizan el suyo - según ella misma dice-.

Lo que sí hace Celestina es servirse de todas las artes, incluida la hechicería, para lograr su propósito: dinero. Porque la gran pasión de Celestina es la avaricia. Por avaricia no se detiene ante nada, ni le importan los medios. Todo lo pone al servicio de su gran pasión, que no es la lujuria sino la avaricia. Celestina ha pasado a la posteridad como la encarnación de la moral sin escrúpulos, puramente utilitaria, para lo que todo es lícito si es en provecho propio.

Calisto, mozo noble y de notable ingenio, no posee la firmeza y determinación de Melibea. Es voluble, impresionable, fácil al desánimo y la exaltación más apasionada. Los tres rasgos más sobresalientes de este nuevo amador son: su ciega pasión, su inseguridad y su egoísmo. 1) Su supuesto amor es pura pasión no satisfecha. Cae así en los esquematismos del amor cortés y en las exageraciones propias de los amantes, fruto no de la razón sino de su obsesión. Es un poseso de sus instintos, lo cual le hace andar completamente abstraído, en ocasiones como un sonámbulo. Encarna el amor ciego, la pasión desatada, y sus instintos le esclavizaran hasta convertirle en un personaje trágico. 2) Otro rasgo de este personaje es su inseguridad. Es tan inseguro, que llega incluso a perder protagonismo a favor de Celestina y de sus criados, quienes de esta manera se agigantan como personajes imprescindibles en la obra. 3) Además, la pasión de Calisto le lleva a un profundo egoísmo que no repara en regalos ni en ofensas. A Celestina y a los criados se los gana mediante riquezas y adulaciones, y, cuando le llega la noticia de que han muerto, su dolor parece inicialmente sincero, pero enseguida se apresura a justificar su muerte. A Calisto sólo le importa la consecución de sus deseos, por eso morirá víctima de ellos.

El retrato que Calisto hace de Melibea podría hacernos pensar que estamos ante un tipo idealizado de mujer, con rasgos de dama del amor cortés y con rasgos de la nueva estética renacentista. Y efectivamente, nos hallamos ante un retrato estereotipo, ante un ideal femenino de belleza que es común al final de la Edad Media y a todo el Renacimiento. Un retrato que tiene más de ideal y de sueño que de real. Pero aunque el retrato físico de Melibea pertenece a un ideal de belleza propio de una época, no así su personalidad. Melibea es ya profundamente individual; sabe actuar de modo práctico y directo, buscando enérgicamente aquello que anhela. Melibea no es la joven cuya voluntad aparece ligada a la de los padres. No dudará en engañarlos, en fingir, en pasar ella sola a la acción para lograr sus apetencias Pactará con la vieja, engañará a su madre y se entregará a Calisto. Cede a su pasión: no le importan la educación, ni el recuerdo de sus padres, ni tiene escrúpulos que la atormenten. En este sentido, Melibea representa en la literatura española la primera gran incorporación del individualismo de la persona defendido por el Renacimiento. El proceso de su pasión está magníficamente expresado con verdadera intuición del alma femenina: desde el rechazo inicial, al comienzo de la obra, hasta su entrega apasionada a Calisto en el jardín de su casa, pasando por ese punto intermedio de fingidas protestas y pretendidos rechazos. Melibea enamorada ya no se detendrá ante nada.. Es una mujer enérgica, apasionada, e incluso arrogante porque lo exige su pasión. Pero el azar, la fatalidad o el destino acabarán con cualquier tipo de apasionamiento, como posteriormente en Romeo y Julieta o en Don Álvaro, del duque de Rivas. Entra, por tanto en la concepción moderna de la mujer. Posee una belleza idealizada, propia del Renacimiento, pero también una poderosa individualidad, en la que destaca su fuerza y su pasión.

No se puede olvidar a los padres de Melibea . Alisa y Pleberio, que tienen más importancia social que dramática. Son el reflejo de un matrimonio burgués, orgulloso de su hija y confiado en su inocencia. Pero su seguridad y confianza en la hija facilitan los manejos de Celestina y, en definitiva, del desenlace trágico. Alisa aporta originalidad a la obra en cuanto a una casi total ausencia de la madre en nuestro teatro posterior. Es autoritaria, orgullosa e ignorante en todo lo que se refiere a su hija. Pleberio es un padre amoroso y preocupado por la seguridad económica de su hija, de la que, en definitiva, también lo desconoce todo. Por otra parte, Pleberio, con su retórico discurso, dará el testimonio de la enseñanza final: su descuidada paternidad permitirá que Melibea caiga en las asechanzas del loco amor.

Los criados de Calisto y las pupilas de Celestina están trazados con innegable maestría y originalidad. Son personajes enteros y no simples y fieles servidores. Pármeno, Sempronio, Elicia y Areúsa representan la incorporación al teatro de toda un realidad social: el mundo bajo de los criados y las prostitutas, propio de ambiente de la gran ciudad. Sus intereses y conflictos aparecen también reflejados junto con los de los personajes de alto rango. En la tragedia clásica sólo intervenían reyes, héroes e, incluso, dioses; sin embargo, en la obra de Rojas las gentes del pueblo entran a formar parte de la trama trágica, lo cual es una característica de la comedia humanística. Fernando de Rojas ha sabido captar la crisis social del siglo XV, señalando la situación socioeconómica del asalariado. Los criados de La Celestina son un reflejo de esa crisis social que llevó al criado a cierto grado de rencor y desprecio hacia el señor. El resultado ha sido que, con una audacia literaria inesperada, ha hecho intervenir en u obra a los criados y a las prostitutas como si se tratasen de personajes altos socialmente. Cada uno de los personajes constituye un mundo con sus problemas, preocupaciones y miserias, cosa que no se dio ni en el teatro anterior ni en el inmediatamente posterior, en el que el criado no es más que un intérprete de la voluntad del señor. En La Celestina, en cambio, los criados deciden, ponen condiciones, exigen, y a la vez son pieza clave sin la cual es inconcebible la marcha de la obra; hasta el punto de que, cuando Pármeno y Sempronio son muertos aparecen suplidos inmediatamente por Sosia y Tristán. Los criados de La Celestina tienen su pequeño drama íntimo y su gran pasión: el interés y la avaricia. Todo cuanto hacen es ser arrastrados por el interés y el ansia de mejorar.

Por otra parte, podemos decir que los personajes de la obra representan a dos mundos diferenciados que conviven en un mismo ámbito: la ciudad.

  • Las clases sociales altas. Pertenecen a él Melibea; sus padres, Pleberio y Elisa, y el enamorado Calisto.
  • Las clases bajas. En él encontramos a los criados de Calisto, Sempronio y Pármeno; a Celestina, la alcahueta, y a sus pupilas, Elicia y Areúsa.
  1. 6. Género de La Celestina

.Por su gran longitud y su peculiar utilización del tiempo, similar al de las novelas, La Tragicomedia de Calisto y Melibea ha sido a veces calificada como novela dramática o novela dialogada, pero es innegable el carácter dramático de la obra. Está totalmente escrita en forma dialogada, pero no es representable (no fue escrita para ser representada, sino para ser leída), dada su gran extensión. Pertenece a la comedia humanística, subgénero corriente en los medios universitarios. Este subgénero fue creado por Petrarca y se caracterizaba por un argumento simple pero de desarrollo largo, destinado a la lectura; y su diálogo variado escrito en latín. La estructura es pues básicamente dramática, pero, de algún modo, va más allá del drama y se acerca a la novela.

4.7. Intencionalidad y sentido

Fernando de Rojas señala que lo que le movió a escribir fue dar a los jóvenes armas contra los fuegos del amor, y avisarles de los engaños de los malos sirvientes y alcahuetas. Pretende continuar la obra que encontró, respetando la finalidad didáctica, así como emular el estilo sentencioso y desenfadado que el primer autor dio a su obra.

El énfasis del fin didáctico está reiterado en los versos acrósticos, donde Rojas señala de nuevo que su obra es ejemplo para huir del amor y del vicio y practicar la virtud. Aclarada su motivación y buenas intenciones deja en manos del lector la responsabilidad de obtener el fruto adecuado.

Sin embargo, la extraordinaria complejidad de La Celestina ha dado lugar a una gran variedad de interpretaciones. Unos ven en la obra una finalidad didáctica cristiana (las muertes mostrarán el castigo a los personajes por haber seguido una conducta reprochable y contraria a la moral cristiana).

Otros, en cambio, desconfían de las afirmaciones de Rojas y ven en ella una obra radicalmente pesimista. Estos piensan que Rojas usó como tapadera de su pesimismo no cristiano las declaraciones sobre la moral cristiana de la obra. Para ellos, el uso de las expresiones tópicas del enseñar deleitando simplemente sirven para encubrir su actitud agnóstica. El autor, resentido sin duda contra una sociedad que lo discriminaba por su origen judío, desenmascara y critica los vicios y deformidades que en ella veía. Las muertes no significarían castigo moral sino pesimismo extremo. 

Quizás lo más razonable es pensar que en el autor podrían haberse dados ambas intenciones: advertencia moral y pesimismo radical

  1. 8. Lengua y estilo

Rojas introduce una importante novedad: hace hablar a los personajes según su condición social y según las circunstancias. Calisto y Melibea se expresan en un estilo elevado, culto; en Calisto llega a ser de una retórica hinchada y pedante, con la que pretende encubrir su cruda pasión. A veces, los criados se burlan de cómo habla su amo. El estilo elevado presenta una cierta moderación, si bien encontramos aún la frecuente colocación del verbo en el final de la frase, consonancias, amplificaciones, latinismos léxicos y sintácticos como el uso frecuente del infinitivo y el participio de presente. En cambio, los diálogos entre Celestina, los criados y las rameras son de intenso sabor popular y de gran viveza: frases cortas, juramentos, exclamaciones, dichos groseros incluso. Y Celestina se caracteriza por emplear abundantes refranes (como hará Sancho Panza). En conjunto, el lenguaje de La Celestina es de una variedad y una riqueza asombrosas.

Por último, en La Celestina la técnica del diálogo se manifiesta con suma perfección, pudiéndose distinguir diferentes tipos según la intención del autor: monólogos caracterizadores y ambientadores - importantísimos, ya que, al no estar destinada la obra para la representación, sirven a su vez de acotaciones dramáticas-, y diálogos dramáticos de gran riqueza.

  1. 9. La Celestina, obra de transición

El reinado de los Reyes Católicos (1475-1516) es una época de grandes acontecimientos: descubrimiento de América, unión de las Coronas de Castilla y Aragón, final de la Reconquista, etc. Pero, además, puede decirse que durante este reinado termina la Edad Media y comienza la Edad Moderna en España. Es decir, se trata de un período de transición en el que las nuevas formas de vida van fundiéndose con lo tradicional, con la visión medieval del mundo y de la vida. Este mundo medieval va, pues, transformándose paulatinamente y dando lugar a una sociedad distinta.

La Celestina, surgida en esta época, es una obra de transición. Son claramente medievales: 1) la sociedad todavía jerarquizada que describe (de finales de la Baja Edad Media), 2) el llanto de Pleberio y su concepción de la vida y la muerte y 3) la intención moralizadora de la obra, en la que todos los personajes que se considera que han pecado mueren violentamente sin a disfrutar del fruto de su pecado.

Pero ya hay multitud de elementos renacentistas: 1) el ansia de los personajes de gozar la vida, 2) las actitudes de Calisto, que dice no ser cristiano sino “Melibeo”; 3) el suicidio de su amada, Melibea y 4) la importancia que se da en la obra a la vida del propio individuo, con sus preocupaciones e inquietudes, y a la realización de la persona como tal, idea que ha llegado a España con la difusión del Humanismo. Esta doctrina filosófica, procedente de Italia es inmediatamente anterior al Renacimiento propiamente dicho, sustituye a la ideología teocéntrica medieval, poniendo al hombre como centro y medida del conocimiento del mundo y de la vida.

  1. 9.1. Temas y tópicos de La Celestina

En esta obra existen temas y tópicos que permiten definir la actuación de los personajes y su caracterización, relacionándolos unas veces con el mundo medieval y otras con el próximo Renacimiento:

  • Calisto convierte el amor en religión y a Melibea en su dios. Es el tópico de la religio amoris (religión del amor), relacionado con el amor cortés, pues la amada es su señor.
  • El enamorado describe la belleza de la dama empezando por sus cabellos y siguiendo un determinado esquema. Es el tipo de belleza ideal de la sociedad del momento y que se mantendrá durante el Renacimiento. Se trata del tópico de la descriptio puellae (descripción de la muchacha).
  • Pleberio, el padre de Melibea, se lamenta de la muerte de su hija en el último acto de la obra. A través de sus palabras, se pueden percibir aún las ideas medievales sobre la muerte y el destino, que contrastan con lo que hemos observado sobre el amor y la belleza. Son palabras llenas de pesimismo y tristeza.
  1. 10. Influencia de La Celestina

La influencia de La Celestina en la literatura posterior es grandísima. Desde el principio fue objeto de continuaciones como la Segunda Celestina de Feliciano de Silva. Su influencia fue grande en obras de Lope de Vega como La Dorotea y en el género de la novela picaresca. Aunque se ha intentado en reiteradas ocasiones su adaptación a la escena esto no ha tenido demasiado éxito. El personaje de Celestina ha sido estudiado como una de las constantes socio-literarias de la vida española, al lado de Don Quijote y Don Juan. La figura del intermediario en las relaciones amorosas, universal y eterna, ha quedado para siempre cristalizada en el personaje de Rojas.

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