El renacimiento

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Autor: mirka2
Typ práce: Ostatné
Dátum: 22.11.2021
Jazyk: Španielčina
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El renacimiento

  1. Contexto histórico, cultural y social del Renacimiento español

1.1. Crisis ideológica y cambio de mentalidad

Se conoce con el nombre de Renacimiento a la época siguiente a la Edad Media. Esta época, con respecto al mundo de la Edad Media, supone una auténtica revolución en todos los órdenes de la vida: político, religioso, cultural, artístico, etc. Durante la Baja Edad Media ya se ha ido produciendo este cambio de mentalidad, que triunfa en el Renacimiento italiano, en los siglos XIV y XV, y llega a España en el XVI:

- Se produce un renacer de la antigüedad clásica. Los hombres buscan no sólo admirar su arte y su belleza sino un nuevo sentido del hombre y del mundo que le rodea, basado en los valores del mundo clásico.

- A la religiosidad medieval, que hace que la vida gire en torno al amor y al temor de Dios, le sucede una actitud antropocéntrica, según la cual el hombre es la medida de todas las cosas, el punto de referencia de todo lo creado.

- La fe y creencia en los dogmas dejan paso a la autoridad de la razón, la curiosidad y el espíritu crítico, que serán la base de la ciencia moderna y de los grandes descubrimientos geográficos, que cambiaron el mundo: los misterios del cuerpo humano, la tierra y el universo se presentan como retos que están al alcance del conocimiento humano.

- El colectivismo y el anonimato de la Edad Media son sustituidos por el individualismo que engrandece al hombre y sus obras: se valora la fama, el éxito en la actividad social o política y se estimula la propiedad intelectual y artística, lo que da lugar a una época de grandes personalidades.

- La devoción y la mortificación dejan paso al vitalismo: el mundo deja de ser una cárcel o un valle de lágrimas, para convertirse en algo que merece vivirse, de manera que el pueblo gusta de las romerías y las celebraciones, mientras que las cortes reales, papales o de los grandes señores se convierten en centros del arte y la diversión.

- Se empieza a producir una separación entre la religión y la vida humana, que lleva consigo la exaltación del amor humano y la admiración del arte pagano, con la presencia abundante de motivos, temas y personajes de la mitología clásica, que conviven con una profunda y sincera fe religiosa, reflejo ambos de una misma espiritualidad.

1.2. El humanismo

Llamamos así al movimiento intelectual, encabezado por Francesco Petrarca, nacido en la Italia del siglo XIV. A España llega en la última parte del siglo XV. Tal movimiento ofrece dos aspectos muy importantes y además relacionados entre sí: 1) los humanistas reinstauran el saber grecolatino, mal conocido durante la Edad Media; estudian y publican los textos de los autores clásicos, que se convierten en modelos; 2) los humanistas restauran la visión del hombre y del mundo que poseía la Antigüedad. La visión teocéntrica de la vida de siglos anteriores se ve sustituida por una concepción antropocéntrica: el hombre, no Dios, estará en el centro de las preocupaciones. Debido a ella, el Renacimiento trató de conseguir un tipo de perfección humana que conjugase el cultivo de lo físico con el de lo espiritual, aspirando en este sentido a todo aquello que el hombre se sintiese capaz.

Además, el Humanismo se encargó de difundir otras ideas: 3) el ser humano es bueno por naturaleza, ya que está hecho a imagen y semejanza de Dios; 4) hay que aprovechar el momento presente y vivir la vida; y 5) la muerte no es el fin y el recuerdo del ser humano permanece gracias a la fama.

1.3. El Renacimiento en España

En España el Renacimiento no llego a implantarse hasta el reinado de Carlos I, aunque existió un momento de transición o prerrenacimiento (siglo XV).

En el Renacimiento español pueden distinguirse dos grandes etapas:

- Primer Renacimiento. Coincide con el reinado de Carlos I (1516-1556) y, por lo tanto, con la primera mitad del siglo XVI. Es una época de ímpetu optimista y de apertura hacia Europa. Esta primera mitad se encuentra protagonizada por los poetas de la llamada Escuela Italianizante, sobre todo Garcilaso de la Vega y Juan Boscán, que son los introductores de las nuevas formas y temas italianos. Se trata de una poesía profana que canta el amor humano, según los principios del petrarquismo. Frente a éstos se sitúan los poetas tradicionalistas, como Cristóbal de Castillejo, que defienden los motivos y estructuras métricas de la poesía popular.

- Segundo Renacimiento. Tiene lugar durante el reinado de Felipe II (1556-1596). Se produce un momento de cerrazón hacia el exterior, a causa de la Contrarreforma del Concilio de Trento. En este periodo se cristianizan las corrientes italianas y paganas de la época anterior y aparece una literatura religiosa. Los nuevos temas y formas se ramifican en diversas manifestaciones que, a grandes rasgos, se pueden agrupar en dos tendencias:

  1. Una poesía profana, cuyo tema es el amor platónico, pero en la que se acentúan los artificios retóricos y los recursos ornamentales de tipo culto, representada por la escuela sevillana, cuyo poeta más importante es Fernando de Herrera.
  2. Una poesía ascético-mística, en la que el amor platónico y el gusto por la naturaleza, de ascendencia pagana, se convierten en elementos simbólicos para describir el camino de perfección que lleva al encuentro y a la unión mística con Dios. En la poesía mística destacan Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz; en la ascética Fray Luis de León.

El Renacimiento español tiene, sin embargo, algunos rasgos peculiares:

- Es menor la importancia del espíritu burgués y mayor el de la aristocracia y el clero

- No se consolida la secularización de la cultura: se fomenta la religiosidad tradicional y se combaten las nuevas formas de religiosidad.

- Se frena el desarrollo de la ciencia y la filosofía racional.

- El goce del mundo y la vida se ve empañado por inquietudes y desazones diversas que llevarán al desengaño barroco.

  1. La nueva poesía renacentista

La revolución temática y formal de la poesía renacentista del siglo XVI no es una continuación natural de las tendencias clásicas iniciadas en el siglo XV, sino que fue introducida por Boscán y Garcilaso como novedad, a imitación de los autores clásicos, pero sobre todo de grandes poetas del Renacimiento Italiano. El poeta italiano Petrarca se convierte en modelo indiscutible, a quien todos los autores de la época tratan de imitar.

2.1. Los nuevos temas

Amor, naturaleza y mitología son tres de los temas más habituales de la lírica renacentista. Amor y naturaleza son temas ampliamente tratados en la lírica de todos los tiempos; lo único que varía, según la época, es su enfoque y tratamiento. De la filosofía neoplatónica ( la filosofía de Platón armonizada con la cristiana) y del petrarquismo ( las obras e ideas del gran poeta italiano Francisco Petrarca) procede la nueva concepción del amor y de la naturaleza. Según la filosofía neoplatónica, 1) el mundo conserva reflejos de la Belleza suprema de su creador, 2) el hombre, desterrado en este mundo, vive deseoso de plenitud y sólo en la contemplación de esa belleza y en el amor podrá encontrarla, y 3) el amor espiritual es una experiencia que nos eleva hacia Dios, que es amor. 

Petrarca aporta al amor un nuevo tono de autenticidad e intimidad. Sus raíces se remontan al amor cortés (amor imposible, amada inalcanzable y dolor que ennoblece), pero le da un mayor alcance, ya que el logro va unido a la plenitud vital y su pérdida a la fragilidad de la vida. Además, la Naturaleza cobra gran importancia, ya sea como marco o como espejo del estado de ánimo del enamorado.

- El amor. Se trata de un amor platónico y espiritual, visto como una fuente de vida y un camino de perfección, que embellece y dignifica al enamorado al contemplar la belleza física y la perfección moral de la mujer amada, que aparece idealizada. Pero se trata de un amor imposible, doloroso, lleno de sobresaltos, ya que la presencia o la ausencia, el cariño o el desdén de la amada, marcan el estado de ánimo del enamorado.

- La naturaleza. Es el marco idóneo, el remanso de paz y de tranquilidad en el que se desarrolla el amor. Se trata de una naturaleza bella y armónica. Al igual que la belleza de la mujer, la naturaleza aparece idealizada y es muestra de la perfección divina. Los elementos de la naturaleza se identifican con el poeta enamorado y sienten lo mismo que él.

- La mitología. Los antiguos relatos mitológicos, procedentes de la cultura grecolatina, se utilizan unas veces para ejemplificar una situación o una vivencia que desea transmitir; otras veces, se emplean simplemente como recurso embellecedor.

Todos estos temas se pueden enunciar en muchas ocasiones mediante tópicos o fórmulas que expresan ideas de valor universal y que se han ido repitiendo a lo largo de las distintas etapas literarias desde su primer uso en la literatura clásica. Estos son algunos de los más habituales en el Renacimiento:

Tópico

 Significado

Carpe diem
Vive el momento

El paso del tiempo y la llegada de la muerte. Mientras ésta no llega, hay que vivir y aprovechar el presente.

Locus amoenus
El lugar ameno

El paisaje idóneo en el que se va a vivir el amor. Destaca la serenidad, el equilibrio de los elementos de la naturaleza, que llegan a identificarse con los sentimientos humanos.

Beatus ille ...

Feliz aquél

El aprecio de la vida tranquila del campo, frente a la agitación de la vida mundana en la ciudad y sus preocupaciones.

Aurea mediocritas
El dorado término medio

El gusto y la satisfacción por lo sencillo, lo cotidiano, lo que se posee ... frente al deseo desmesurado de riquezas.

Descriptio puellae
Descripción de la amada

La descripción de la belleza ideal de la mujer amada. Se sigue habitualmente un orden: el cabello, los ojos, la boca, el cuello.

2.2. Las nuevas formas métricas

Frente al verso octosílabo, propio de la lírica tradicional castellana, y el dodecasílabo, típico de la poesía doctrinal del XV, durante el Renacimiento se utilizan habitualmente el endecasílabo (once sílabas) y el heptasílabo (siete sílabas), de clara influencia italiana. Las estrofas más frecuentes son:

- Terceto. Estrofas de tres versos endecasílabos que suelen presentarse en forma encadenada. La rima es consonante. Esquema métrico: ABA BCB CDC...

- Soneto. Catorce versos endecasílabos distribuidos en dos cuartetos y dos tercetos. Rima consonante. Esquema métrico: ABBA ABBA CDC DCD (CDE CDE)

- Octava real. Ocho versos con rima consonante. Esquema métrico ABABABCC.

-Lira. Cinco versos heptasílabos y endecasílabos con rima consonante. Esquema métrico: 7a 11B 7a 7b 11B.

- Silva y estancia. La silva es una sucesión de versos endecasílabos y heptasílabos en número indeterminado que riman al gusto del poeta. Si el poeta fija una determinada estructura que se va repitiendo a lo largo de todo el poema, entonces se denomina estancia.

2.3. Los subgéneros poéticos

Entre los subgéneros poéticos más frecuentes predominan:

- Égloga. Composición en la que el poeta expresa sus sentimientos habitualmente mediante el diálogo entre pastores. Predomina el tema amoroso enmarcado en una naturaleza idealizada.

- Elegía. Composición sin esquema formal fijo y que se define por el tema: expresión por parte del poeta de su dolor por la muerte de una persona.

- Oda. Poema de tono elevado en el que el autor trata temas diversos, ofreciendo su punto de vista personal, sus ideas y pensamientos. Los temas suelen ser: alabanza de personalidades, lo sencillo y cotidiano frente a las riquezas, el aprecio por la vida presente, la inexorable llegada de la muerte...

- Epístola. Composición en la que el poeta se dirige a una persona, real o ficticia, que se considera ausente. Como si de una carta real se tratase, la epístola es el medio del que se sirve el poeta para comunicar ideas, situaciones, hechos... a un amigo ausente.

  1. Garcilaso de la Vega

3.1. Vida

Miembro de una ilustre familia, Garcilaso de la Vega nació hacia 1501. Toda su vida se desarrolló alrededor de la Corte, al servicio del emperador Carlos V. Desempeño misiones diplomáticas, intervino en varios hechos militares y visitó más de una vez Italia, donde conoció a los más famosos poetas y humanistas, que le pusieron en contacto con la nueva sensibilidad renacentista. Garcilaso murió prematuramente en 1536 a causa de las heridas sufridas en el asalto a una fortaleza.

Garcilaso encarna el ideal del caballero renacentista, en el que conviven las armas y las letras. Sin embargo, en su poesía refleja sólo la voz del amor. Aunque se casó con doña Elena de Zúñiga, su amor platónico será doña Isabel Freyre, dama portuguesa de la reina; ella será la fuente de inspiración de gran parte de su poesía, que se convierte así en una autobiografía de su experiencia amorosa.

3.2. Su obra literaria

La obra poética de Garcilaso es breve: escribió treinta y ocho sonetos, cinco canciones, tres églogas, dos elegías y una epístola. No publicó ni un solo verso en vida. Al morir su amigo Juan Boscán, la viuda de éste imprimió los textos de ambos en un solo volumen. Pronto sus poesías se publicaron aparte, y comenzó el reconocimiento de su genialidad, que no ha cesado hasta nuestros días.

Garcilaso es un poeta elegante; bajo su aparente sencillez y naturalidad alcanza cimas de perfección formal y armónica. El tema casi exclusivo de Garcilaso es el amor. Es la gran fuerza capaz de dar sentido a la vida; pero, a menudo, es también algo inalcanzable o frágil, y el desamor puede sumir al enamorado en un doloroso sentir. Son aspectos que ya se hallaban ya en el “amor cortes” y en Petrarca, pero en Garcilaso resultan hondamente vividos, son de una intensa autenticidad. El amor no correspondido aparece reflejado de manera serena, con cierta resignación y sensibilidad extrema. Junto al amor, ocupa un lugar muy especial la naturaleza. Como lugar idóneo donde se desarrolla el amor, parece que se contagia de su plenitud o de su tristeza, pero lo que domina es el paisaje como remanso de paz, estilizado, bello y armónico. Los temas mitológicos también aparecen en su obra. Garcilaso se sirve de personajes y temas mitológicos grecolatinos como pretexto para expresar sus propios sentimientos o bien como elementos comparativos para resaltar la belleza de la persona amada.

  1. La poesía religiosa: la ascética y la mística

En la poesía ascético-mística se unen la tradición religiosa medieval y la nueva espiritualidad del Renacimiento. Esta poesía describe el camino de perfección, la escala ascendente que recorre el alma para alcanzar la comunión con Dios, a través de tres etapas, que reciben el nombre de vías:

- La vía purgativa, cuando el alma, mediante la penitencia y la oración, se libera de las pasiones terrenales y se purifica del pecado.

- La vía iluminativa, en la que el alma mediante la gracia de Dios se ilumina, se hermosea, adquiere unas virtudes especiales y desea la contemplación y la unión mística.

- La vía unitiva, en la que Dios le concede al alma una gracia especial y se produce la íntima unión del alma con Dios, unión que también recibe el nombre de éxtasis. Se trata de una experiencia sublime, inefable, casi imposible de expresar con palabras.

La primera vía es común a la ascética y a la mística, mientras que las otras dos son propias de la mística. Escritor ascético fue Fray Luis de León, y místicos Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz.

4.1. Fray Luis de León

4.1.1. Su vida

Nació en 1527.Toda su vida estuvo vinculada a Salamanca, donde estudió Teología, ingresó en la Orden de los Agustinos y fue catedrático de la Universidad. Sus ideas renovadoras le atrajeron muchos adversarios, En 1572 fue denunciado a la Inquisición por preferir el texto hebreo de la Biblia y por desafiar la prohibición del Concilio de Trento de traducir los textos bíblicos a las lenguas romances. Estuvo preso cuatro años, hasta que en 1576 regresó triunfalmente a la Universidad. Falleció en 1591.

Fray Luis fue un hombre de amplísima cultura, que gozó de una fama extraordinaria entre sus contemporáneos y del respeto y la admiración de sus alumnos. Fue un gran hebraísta, experto en la Sagrada Escritura y buen conocedor del latín y del griego. Era un hombre de temperamento polémico y apasionado, que intervino en numerosas disputas y enfrentamientos con sus compañeros de la Universidad. Pero, al mismo tiempo, aspiraba a conseguir la tranquilidad y la paz espiritual. Así, su vida y su poesía será una continua contradicción entre su afán de lucha y su anhelo de paz, que le lleva a la huida del mundo y la búsqueda de Dios.

4.1.2. Su obra

Entre sus obras en prosa, podemos destacar:

- De los nombres de Cristo, que tiene como asunto la conversación de tres frailes agustinos que, en medio de un paisaje bucólico, comentan los distintos nombres que la Sagrada Escritura da al Hijo de Dios.

- La perfecta casada, tratado sobre las virtudes de la casada cristiana, que constituye un cuadro vivo del carácter y las costumbres femeninas del siglo XVI.

- Traducción y comentario del Cantar de los Cantares, que produjo el escándalo por el tono en que describe el amor entre los esposos.

- Exposición del Libro de Job, donde toma como pretexto al santo bíblico, modelo de paciencia y resignación, para exponer autobiográficamente su estado de ánimo ante las injusticias que padece.

Su obra poética es breve pero constituye su producción más notable. Aparte de las traducciones de textos latinos, bíblicos e italianos, destacan sus poesías originales, y, sobre todo, las 23 odas o canciones (Oda a la vida retirada, Noche serena), que lo convierten en un poeta clásico. El motivo principal de sus poesías es la nostalgia del cielo (el mundo presente es visto como un doloroso destierro) y el deseo de alcanzar la felicidad en la contemplación de Dios. Por eso, su poesía está presidida por una extrema sobriedad y la sencillez de recursos expresivos. Su perfección y armonía conviven con momentos de gran intensidad emocional.

4.2. San Juan de la Cruz

4.2.1. Su vida

Nació en 1542. Ingresó muy joven en la orden religiosa de los carmelitas. Emprendió la reforma de la orden carmelita en su rama masculina (igual que Santa Teresa de Jesús hizo con la rama femenina) con la renovación y fundación de monasterios, basados en los principios de austeridad y pobreza evangélicas. Rencillas y envidias dentro de la Orden lo llevaron a la cárcel. Murió en 1591.

4.2.2. Su obra literaria

San Juan de la Cruz es uno de los más grandes poetas de la lengua castellana. Su poesía todavía se consideraría una prodigiosa expresión del sentimiento amoroso, incluso si prescindiéramos de su contenido religioso-místico. Su obra poética es muy escasa (veintidós poesías) y en ella debemos distinguir:

-Poemas mayores: Noche oscura del alma, Cántico espiritual y Llama de amor viva, en los que expresa su sublime experiencia mística. Los acompaña de comentarios en prosa para intentar explicar lo inefable (sus experiencias místicas).

-Poemas menores: romances, canciones, etc., que son también una bella y original manifestación de su experiencia espiritual.

Ante la dificultad de expresar lo inefable, el poeta tiene que forzar el lenguaje, acudiendo a 1) insólitas antítesis y paradojas y sobre todo a 2) imágenes, alegorías, metáforas y símbolos (como ocurre en El cantar de los Cantares de la Biblia encuentra que para comunicar sus experiencias místicas lo mejor es tomar el amor humano como símbolo). Por eso, utiliza, además, un lirismo integrador en el que encontramos varías influencias (la clásica grecolatina, la italianizante, la bíblica y la de la lírica tradicional). Nos encontramos, pues, ante unas estrofas bellísimas, que llevan a lo incomprensible, pero que encierran un sentimiento intensísimo, lleno de una fuerza extraordinaria y de una irresistible fragancia y frescura.

5. La novela renacentista

Además de la novela sentimental y la de caballerías (ya vistas en el tema anterior), la novela en el siglo XVI se diversificó en nuevos subgéneros: la griega o bizantina, la pastoril, la morisca y la picaresca.

5.1. Las novelas de carácter idealista

Los subgéneros de la novela antes mencionados, a excepción de la novela picaresca, pertenecen a un tipo de novela denominada idealista. En general, nos presentan personajes, aventuras y conflictos localizados en un mundo idealizado y, en ocasiones, irreal, alejado o desconocido para los lectores.

-Novela griega o bizantina. Narra los viajes y peripecias de dos enamorados que se ven separados por algún tiempo y viven arriesgadas situaciones. Al final de la novela se produce el reconocimiento y reencuentro feliz de la pareja. Los trabajos de Persiles y Sigismunda, de Miguel de Cervantes, es una buena muestra de esta clase de novelas.

-Novela pastoril. Sus protagonistas son pastores refinados que, en un paisaje idealizado, cantan deliciosas canciones, aman, tienen celos, pierden el amor y se lamentan utilizado un lenguaje elegante y exquisito. Jorge de Montemayor es el más celebre de los autores de este subgénero, gracias a su obra Los siete libros de Diana.

-Novela morisca. Ofrece las aventuras, durante la Reconquista, de moros y cristianos idealizados, que rivalizan en virtud, gentileza y cortesía. Un ejemplo de este tipo de novelas es la Historia del Abencerraje y la hermosa Jarifa.

5.2. La novela picaresca

Es el más importante de los subgéneros narrativos del siglo XVI. Su primera manifestación, el Lazarillo de Tormes (1554), es, como veremos, una especie de revolución, que se consolidará casi medio siglo después con el Guzmán de Alfarache (1599) de Mateo Alemán y otros títulos en el siglo XVII. Con estas obras y con El Quijote se funda la novela moderna. Podemos relacionar el nacimiento de este tipo de novelas con dos factores: el social y el literario.

- Factor social. 1)En la España del momento, inmersa en varias y largas guerras en Europa y dedicada a la conquista del Nuevo Mundo, regresan a la patria soldados y aventureros que, tras la guerra y los viajes, vuelven inválidos, empobrecidos y desesperados. 2) Por otro lado, el empobrecimiento de las zonas rurales ocasiona que llegue a las ciudades una multitud de personas, sin oficio ni beneficio, que se ven conducidas al bandidaje y al robo.

- Factor literario. La lírica y las novelas proponen paisajes e individuos altamente idealizados y alejados de la realidad cotidiana.

Por ambos factores, la novela picaresca al pretender reflejar la realidad circundante, llena de mendigos y pobreza, busca un nuevo protagonista, el pícaro, y lo coloca en una realidad cruda (la ciudad, sus problemas y desigualdades).

5.2.1. Rasgos esenciales

  1. A) Por una parte, el pícaro es la antítesis del héroe de las novelas de caballerías. Es un antihéroe:
  • El caballero se caracteriza por estos tres atributos: valor, honor y amor; el pícaro es un personaje sin valor, sin honor, sin amor (en efecto, es cobarde; es hijo de padres sin honra, él mismo, además de ser un ladronzuelo, tiene que soportar diversas deshonras; y en su vida no habrá un verdadero amor).
  • El caballero lucha por sus ideales contra enemigos poderosos o fabulosos (ejércitos, gigantes, brujos, dragones), con la ayuda de magos que le otorgan poderes especiales, y en marcos imaginarios (ínsulas fantásticas, bosques encantados...); el pícaro lucha contra el hambre y contra el frío, sin más ayuda que su ingenio y, además, esa lucha por la vida se desarrolla en el marco de la más cotidiana realidad.

B ) Por otra parte, en cuanto a la concepción del relato:

  • El caballero es un personaje adulto e invariable, y su vida (contada por un narrador en tercera persona) es un conjunto de aventuras que no modifican su personalidad ni su posición social.; el pícaro narra su propia vida en primera persona (relato autobiográfico) desde su infancia, y así vemos como va evolucionando, porque los distintos episodios de su vida se van sumando para mostrarnos cómo el protagonista se va haciendo, formando (o más bien, cómo lo va deformando la sociedad). Además, aunque aspira a mejorar de vida, a ascender en la escala social, la sociedad, cada vez más cerrada, no se lo permitirá.
  1. C) Por primera vez en la historia de la novela, el protagonista es un hombre humilde, los sucesos son verosímiles y se desarrollan en la realidad. Y este realismo conlleva un propósito crítico: dar testimonio de las miserias humanas y sociales para criticar la sociedad.

Tales rasgos (opuestos a los demás tipos de novela vigentes hasta entonces) justifican que se hable de revolución o de fundación de la novela moderna.

5.3. El Lazarillo

5.3.1. Fecha de publicación y autor

La vida de Lazarillo de Tormes, de sus fortunas y adversidades debió de publicarse anteriormente, aunque las primeras ediciones que conservamos son de 1554. Su éxito fue rapidísimo, pero, cinco años después, fue prohibida, aunque siguió leyéndose en ediciones hechas en el extranjero. En 1573 volvió a autorizarse su impresión, pero censurada. Su autor es desconocido. Se ha atribuido a varios escritores.; pero ninguna atribución ha podido probarse. Para algunos críticos, su autor era un seguidor de la doctrina reformista de Erasmo de Rotterdam que censuraba las costumbres del clero y promovía un retorno a la pureza evangélica. Otros críticos dudan de su sinceridad religiosa o, incluso, afirman que su autor podría ser un judío converso sólo a medias: de ahí que guardara el anonimato. En todo caso, parece indudable que el autor era un espíritu crítico y disconforme con aspectos de la sociedad de su tiempo.

5.3.2. Análisis de la obra

En este relato, en el que se usa la técnica autobiográfica, Lázaro cuenta su vida desde su infancia hasta su madurez. Escribe este relato porque quiere presentar y aclarar a una persona, representada por la expresión “vuestra merced”, el “caso”, es decir, la situación en la que se encuentran el protagonista y que motiva el relato: la deshonra que sufre porque su mujer mantiene relaciones con el arcipreste de San Salvador.

La novela comienza por un prólogo, en el que Lázaro expone los motivos que le impulsan a relatar su historia. A continuación, el relato se estructura en siete tratados que recogen las aventuras y vivencias de Lázaro, que sirve a varios amos con los que pasa hambre y de los que aprende tretas y argucias para sobrevivir:

-Tratado I: Lázaro relata su nacimiento, explica quiénes fueron sus padres (un molinero ladrón, ahora muerto, y una madre amancebada con un criado negro), como entró al servicio de un ciego y lo que aprendió con él a fuerza de golpes.

-Tratado II: Lázaro sirve a un clérigo avaricioso que, cuando descubre que el muchacho lo engaña, lo echa.

Tratado III: va a parar al servicio de un hidalgo pobre que sólo se ocupa de las apariencias; Lázaro no sólo no tiene que comer, sino que ha de buscar comida para su amo.

Tratado IV: sirve a un fraile de la Merced.

Tratado V: entra al servicio de un buldero o vendedor de bulas, un farsante que finge por los pueblos falsos milagros.

Tratado VI: sirve a un capellán que lo convirtió en repartidor de agua, su primer oficio.

Tratado VII: vive durante poco tiempo con un alguacil y logra el oficio de pregonero de vinos de un arcipreste, lo que para él supone un ascenso en la sociedad. Finalmente se casa con la criada de este arcipreste.

Los dos grandes temas tratados en la obra son el hambre y la honra. El hambre, que se observa especialmente en los tres primeros tratados, es el que hace despertar al muchacho y agudizar su ingenio. La honra es lo que quiere conseguir Lázaro al trabajar y casarse y, paradójicamente, lo que no logra, pues su mujer lo engaña con el arcipreste, hecho conocido por todos y negado sin excesiva convicción por el protagonista.

5.3.3. Originalidad y sentido del Lazarillo

En el Lazarillo, por primera vez en la literatura europea, la realidad contemporánea se convierte en materia de un relato. El relato nos lleva al mundo cotidiano de Castilla, y por sus zonas sociales más miserables. Y también por vez primera, se hace protagonista de un relato a un personaje de condición humilde, que va edificando su vida luchando contra la adversidad. Lázaro de Tormes sufre hambre, engaños, burlas y explotación. Todo lo contrario que los héroes de los relatos anteriores. Y lo hace en plena época de esplendor imperial español y de heroicas hazañas.

El Lazarillo es la historia de un proceso “educativo” para la deshonra, que Lázaro aceptara al final. Ello es interpretable como una denuncia del autor contra una sociedad que impedía salir de su miseria a los desheredados. Recordemos que el ideal de mejorar de vida formaba parte de los ideales renacentistas. Y es como si el autor nos dijera que ese ideal era difícilmente realizable. Por eso, aunque el tono de la novela es ligero y hasta francamente cómico a veces, late en ella un amargo inconformismo. 

5.3.4.El lenguaje del Lazarillo

Las novelas de carácter idealista se escribían con un estilo elevado, alejado del habla cotidiana. Y todos sus personajes emplean el mismo tono: hablan la lengua literaria propia del género, y no la de su propio carácter. El Lazarillo, que trata de realidades sórdidas, está escrito en un lenguaje llano, sin artificios, directo. Y cambia según la condición individual de cada personaje, y según lo que pide cada situación. Es lo que llamamos polifonía lingüística, que será característica de la novela moderna (sólo hay antecedentes de este hallazgo expresivo en La Celestina, pero no era una novela). Cervantes, medio siglo después, aprenderá del Lazarillo, junto a la lección del realismo, esa polifonía y la desarrollara especialmente en el Quijote.

  1. Miguel de Cervantes

6.1. Vida

 Cervantes está en la encrucijada entre dos épocas. Su juventud transcurre en la época de mayor esplendor político del Imperio español; su madurez presencia el derrumbamiento de su poderío. Así, nace, cuando el emperador Carlos I domina Europa e incluso participa en la batalla de Lepanto (1571); pero su madurez contempla la decadencia y es protagonista humilde, como recaudador de impuestos, del símbolo del deterioro: la Armada Invencible (1588).

Cervantes nace y se forma en pleno auge del Renacimiento y, por otra parte, vive con intensidad los primeros años del siglo XVII, en los que el humanismo universal del Renacimiento da paso al pesimismo y exuberancia del Barroco. Los mismos años de su producción literaria (1585-1616) están a caballo de este cambio. Cervantes sintetiza los aspectos literarios fundamentales del Renacimiento y, al mismo tiempo, crea la obra más representativa del Barroco.

Cervantes nace en 1547 en Alcalá de Henares. Probablemente residió en diversas poblaciones de España al tener que acompañar a su padre, que quería mejorar su profesión de cirujano. Poco se sabe de sus estudios. Muy joven, a los veintidós años forma parte del séquito del cardenal Guilio Acquaviva y recorre las principales ciudades de Italia y, en ellas, goza intensamente del mundo renacentista, lo cual deja una profunda huella en él.

Es en Italia donde comienza su época heroica, llena de grandes esperanzas e ideales, que más tarde se derrumbarán. En 1570 se alista como soldado y un año más tarde participa en la batalla de Lepanto contra los turcos. Peleó heroicamente y fue herido en el pecho y en la mano izquierda, que le quedo sin movimiento desde entonces. Cuatro años más tarde, cuando regresaba a España después de participar en diversas batallas en el norte de África, fue apresado por los turcos y llevado cautivo a Argel, donde permaneció en prisión durante cinco años (1575-1580). Tras varios intentos de huida y una larga espera, es rescatado por los frailes Trinitarios. Así termina la etapa militar del escritor. Su provecho material había sido nulo y muy penosos los sufrimientos, pero había adquirido riquísimas experiencias y conocido gente y lugares que habían de dejar profunda huella en sus escritos. Las ilusiones de Cervantes sufrieron un tremendo golpe al volver a España: no fue recompensado como él creía merecer. Se instala en Madrid, desempeña algunos pequeños empleos y escribe sus primeras obras. A los 37 años se casa con Catalina de Salazar.

Ni las obras mal vendidas ni la dote de su joven esposa le dan para vivir. Por eso tiene que aceptar primero el cargo de recaudador para proveer de trigo a la Armada Invencible y trasladarse a Sevilla y, más tarde, el de cobrador de impuestos. Por fraude y por deudas le meten en prisión. En 1597 pasa tres meses en la cárcel de Sevilla. Parece ser que durante su estancia en la cárcel concibió y empezó a escribir el Quijote. En 1604 se traslada a Valladolid, donde entonces estaba instalada la corte del rey. En 1605 publica la primera parte del Quijote. Las estrecheces económicas siguen atormentándole. En 1608 se instala en Madrid, donde se había vuelto a trasladar la corte. Son estos los años de mayor actividad literaria. En 1615 aparece la segunda parte del Quijote. Muere el 23 de Abril de 1616.

En resumen, Cervantes atesora una gran experiencia, rica en conocimientos sobre gentes, lugares y situaciones; su vida y su obra reflejan el proceso de maduración profunda de un hombre entregado a sus ideales, primero militares y luego literarios. El Quijote no se hubiera podido escribir en los años alegres de su juventud, no tanto por falta de madurez literaria, sino por carencia de madurez espiritual. Cuando escribió sus mejoras obras era ya un hombre viejo que iba viendo hundirse todas las concepciones políticas y estéticas en su juventud y se veía acosado por acuciantes problemas económicos y familiares. Su visión del mundo fue cambiando gradualmente: del vitalismo pasó al desencanto; su optimismo se transformó en pesimismo, aunque siempre matizado por su profunda comprensión del hombre y por su espíritu humanista.

6.2. Obra

Cervantes cultivó los tres géneros literarios principales: poesía, teatro y novela.

6.2.1.Poesía

Escribió tanto poesía tradicional como italianizante. Cervantes compuso muchos poemas durante toda su vida, pero se han perdido casi todos los que no incluyó en sus novelas y obras teatrales. Al comienzo de su producción poética cultivo con preferencia la poesía italianista y tuvo a Garcilaso de la Vega como principal y reconocido maestro. A la poesía de tipo tradicional, cultivada en su etapa posterior, pertenecen numerosas composiciones intercaladas en sus Novelas Ejemplares y en el Quijote. El viaje del Parnaso (1614), en el que Cervantes enjuicia a los poetas españoles con elogio o amable sátira, es su obra en verso más conocida.

2.2. Teatro

El teatro fue la gran vocación de Cervantes. Su carrera empieza cuando está surgiendo una gran demanda de espectáculos entre el público. Al volver de Argel, Cervantes escribe varias obras de teatro, entre las que destaca La Numancia (1580). Estas obras responden al tipo de teatro renacentista y humanístico del siglo XVI, en el que se respeta la norma clasicista de las tres unidades: la de acción, la de lugar y la de tiempo (una sola acción en un solo lugar y en un único día). Los temas debían ser nobles y el lenguaje muy digno y elevado. Se prefería el endecasílabo.

Pasados los años y viendo el éxito que entre el público tenían las obras de Lope, acepta su reforma teatral (ruptura de la regla de las tres unidades, preferencia del octosílabo y mezcla de lo trágico y lo cómico). Resultado de este cambio de actitud, son las diez comedias y ocho entremeses que fueron publicados en 1615. De las comedias destaca Los baños de Argel. De los entremeses tiene justa fama El retablo de las maravillas. Los entremeses eran obritas teatrales cortas, de carácter popular y cómico, que se representaban en los entreactos de las obras largas. Los entremeses cervantinos son modelos insuperables del género y constituyen un retrato admirable de las clases populares de la época.

2.3. Novela

Si Cervantes ocupa un lugar de excepción en nuestra literatura, y en la mundial, es por sus dotes excepcionales de narrador. Los géneros novelescos vigentes en su tiempo eran el pastoril, el caballeresco, el morisco, el bizantino y el picaresco. Cervantes afronta todos estos géneros con distinta actitud:

- El género pastoril, que es característicamente renacentista, atrajo siempre a Cervantes por su alta idealización del amor. Por eso, a este género pertenece su primera novela: La Galatea (1585).

- Aborrece los libros de caballerías (por mentirosos y mal escritos), y contra ellos publica el Quijote (1605-1616).

- Tampoco le gustan las novelas picarescas, porque ofrecen una imagen rencorosa de los hombres, pero le atrae el realismo que el Lazarillo ha aportado. Por ello, escribe una amable novela corta de ambiente picaresco, pero que no es picaresca: Rinconete y Cortadillo (1613).

- En el Quijote aparecen elementos de la novela morisca en la historia del cautivo.

- Ajustándose al modelo bizantino, compone la que será su obra póstuma: Los trabajos de Persiles y Sigismunda (1617). En esta obra, Cervantes adopta las convenciones del género (naufragios, secuestros, peligros, azar que salva a los protagonistas, tierras extrañas...), pero procura que todos las aventuras sean creíbles, firme en su aborrecimiento de la exageración y mentira novelesca. En este largo relato, Persiles, heredero de un reino, y Sigismunda, hija de un rey, están enamorados y sufren persecuciones y prisiones (“trabajos”), hasta que se reúnen en Roma, donde se casan.

- Aún lleva más lejos su curiosidad experimental e introduce en España un género de amplia difusión en Italia, la novela corta (la novella). Después de su primera novela (La Galatea) pasan veinte años en los que Cervantes no escribe ninguna novela. En 1605 publica la primera parte del Quijote, y, a continuación, empieza a componer relatos breves, que, en 1613, reúne en un volumen con el título de Novelas Ejemplares. En su prólogo Cervantes afirma ser el primero que ha novelado en lengua castellana. Con ello se refiere a que ha sido el primero en escribir lo que, en Italia, llamaban novella, un tipo de narración corta, en que se desarrolla un argumento que transcurre en poco tiempo, pero con un estudio de los personajes y ambientes. De las doce novelas hay unas en las que domina la imaginación idealista como La española inglesa y otras de tipo más realista, entre las que destacan El coloquio de los perros, El licenciado Vidriera y, sobre todo, Rinconete y Cortadillo. En algunas se mezclan las visiones realistas con la idealización de ciertos personajes: tal es el caso de dos obras maestras como La Gitanilla y La ilustre fregona. Mucha de las cosas que se cuentan en estas novelas no son nada ejemplares. El autor justificó el título diciendo que todas ofrecían algún provecho moral. Pero sin duda se trataba de un truco para superar la censura. El éxito del libro fue tal, que sólo en el siglo XVII, incluyendo las traducciones, fue impreso sesenta veces.

Cervantes trató, pues, simultáneamente, los subgéneros realistas e idealistas, pero en estos (Galatea, Persiles, varias de las Novelas Ejemplares) busca siempre la verosimilitud. Su estética era incompatible con las fantasías habituales en tales géneros. Por eso, hallamos su verdadera genialidad en las obras de carácter realista: Rinconete y Cortadillo y, sobre todo, en el Quijote

6.3. El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha

6.3.1. Propósito y sentido

Es la obra cumbre de la literatura española, editada cientos de veces, y traducida a todas las lenguas cultas del mundo. Las dos partes de que consta se publicaron en 1605 y 1615.

Le sugirió la idea inicial un Entremés de los romances anónimo, en que un ignorante labrador pierde la razón leyendo el Romancero viejo e intenta imitar las hazañas de aquellos héroes. Tal vez Cervantes se propuso escribir una novela corta para ridiculizar las novelas de caballerías. Pronto se dio cuenta de que su idea necesitaba un desarrollo más amplio.

El autor afirma: “No ha sido otro mi deseo que poner en aborrecimiento de los hombres las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías.” El auge de estos libros era enorme, y no sólo entre el pueblo inculto; pero eran muchos los humanistas que los condenaban, porque inclinaban al ocio, fomentaban una fantasía irresponsable con sus inverosímiles aventuras, y estaban mal escritos. Cervantes era de esa misma opinión.

Nos hallamos en una época en que la sociedad española vive momentos difíciles. Aparecen los primeros síntomas de la decadencia del imperio español y gran parte del pueblo, agobiado por la sangría económica y moral de prolongadas guerras, llevaba una vida miserable. La postura de algunas personas era aceptar la realidad tal y como era, mientras que otras optaban por evadirse de dicha realidad buscando caminos ficticios y héroes en los que depositar sus esperanzas. Quienes leían y apreciaban las novelas de caballerías pertenecían a este último grupo, que era muy amplio. Pero al buscar nuevas esperanzas, se alejaban de la realidad. Ésta era la postura contra la que escribió Cervantes.

Para combatirlos y mostrar sus mentiras, hace que un hidalgo enloquezca leyendo tales libros, pero que en su locura, haga suyos los ideales de los caballeros andantes. Y lo lanza a la vida real de España –Castilla, Aragón, Cataluña- para someterlo a la prueba de la verdad: todas las aventuras que don Quijote emprende, con el más puro espíritu caballeresco, acaban desastrosamente. Son falsas, por tanto, las desmesuradas hazañas que contaban el Amadís y sus sucesores.

Pero este propósito inicial quedó pronto desbordado. Según avanzaba en su relato, Cervantes no podía dejar de ver que aquellos libros de caballerías, por debajo de sus excesos, encerraban también hermosos ideales: heroísmo, caballerosidad, generosidad, defensa de los oprimidos... Por eso, junto a su parodia, hay cierta melancolía: aquellos ideales no tenían ya cabida en el mundo mezquino del momento. De ahí la fecunda ambigüedad del Quijote.

Por otra parte, el hidalgo entra en contacto con múltiples ambientes y personajes de la vida española de su tiempo; y ello permite que el novelista describa un panorama maravilloso de aquella realidad social y exprese su propia visión del mundo con una amplitud que va más allá del mero proyecto de ridiculizar los libros de caballerías.

6.3.2 Argumento

La acción principal está constituida por tres viajes o salidas que realiza Don Quijote. Las dos primeras se relatan en la primera parte, y la última, en la segunda.

El caballero manchego don Alonso Quijano, llamado por sus convecinos el Bueno, enloquece leyendo libros de caballerías. Concibe la idea de recorrer el mundo con el nombre de Don Quijote de la Mancha, guiado por los nobles ideales de Amadís de Gaula y otros caballeros andantes:, proteger a los débiles, destruir el mal y merecer a Dulcinea (que es una campesina, Aldonza Lorenzo, idealizada por él, y que nunca aparece en la novela). Con armas absurdas y un viejo caballo, Rocinante, sale por la Mancha, y se hace armar caballero en una venta que imagina ser un castillo, entre las burlas de un ventero y de las mozas del mesón. Libera a un muchacho a quien su amo está golpeando por perderle las ovejas (pero apenas se marcha, prosigue la paliza). Unos mercaderes lo golpean brutalmente; un conocido lo recoge y lo devuelve a su aldea.

Ya repuesto, convence a un rudo labrador, Sancho Panza, ofreciéndole riquezas y poder, para que lo acompañe en sus aventuras, en las que siempre saldrá mal parado: lucha contra unos gigantes que no son sino molinos de viento; es apaleado por unos arrieros; da libertad a unos criminales, que luego lo apedrean, etc. Sus amigos, el canónigo y el barbero salen en su busca, y lo traen engañado a su pueblo, metido en una jaula, dentro de la cual sufre pacientemente la burla de sus vecinos.

En la segunda parte, don Quijote, obstinado en su locura, sale otra vez acompañado de Sancho Panza. En sus correrías por tierras de Aragón, llegan a los dominios de unos Duques, que se burlan despiadadamente de la locura del hidalgo y de la ambición de Sancho. Mandan a éste como gobernador de uno de sus estados; Sancho da pruebas de un excelente sentido común, pero cansado de la vida palaciega (organizada en son de burla por los Duques) se vuelve a buscar a don Quijote. Tras constantes aventuras, marchan a Barcelona, y allí es vencido por el caballero de la Blanca Luna, que es su amigo Sansón Carrasco, disfrazado así para intentar que don Quijote recobre su cordura. Sansón Carrasco, vencedor, le impone la obligación de regresar a su pueblo. El caballero, física y moralmente derrotado, vuelve a su casa y allí muere cristianamente después de haberse curado de su locura.

6.3.3.Estructura

Confluyen diversos aspectos en la estructuración de la novela:

En primer lugar, el Quijote se compone de dos partes. La primera está estructurada en 52 capítulos, en los que se narran las dos primeras salidas de don Quijote. Y esto, que podría haber sido una mera división externa, se convierte en auténtico hecho estructurador por las diferencias que se muestran entre una y otra parte. Si bien hay una evolución continua a lo largo de toda la obra, la diferencia de su comportamiento entre la primera parte y la segunda es muy clara. En la primera, don Quijote vive en un mundo ficticio. Ve la realidad transformada por su imaginación caballeresca (donde hay molinos ve gigantes, por ejemplo); en la segunda (74 capítulos donde se narra la tercera salida del hidalgo manchego), en cambio, la ve cómo es y son los demás personajes los que transforman la realidad y la convierten en aventuras caballerescas. Don Quijote, por tanto, se acerca cada vez más al mundo de la realidad. Por otra parte, Sancho, en la segunda parte, se ha acomodado mejor a su amo y participa más de su mundo, llegando a vivir la pura ilusión en la ínsula Barataria (de la que los duques le hacen gobernador). Todo ello desemboca en el entrecruzamiento final del idealismo de don Quijote con el realismo de Sancho.

Aparte de esto se aprecian las tres salidas como otro elemento estructurador. La división de la obra en tres salidas permite ver claros paralelismos entre ellas, aunque su extensión es muy diferente: una preparación y salida, una serie de aventuras y vuelta. Pero si tenemos en cuenta no las salidas, sino las vueltas, podremos ver mejor el proceso evolutivo de don Quijote y Sancho en ese encuentro entre idealismo y realismo. En la primera vuelta, don Quijote regresa no sólo armado caballero sino también triunfante, desde su perspectiva, con su primera hazaña (la del muchacho vapuleado); y ni siquiera su optimismo caballeresco se ve oscurecido por los golpes recibidos de los mercaderes. En la segunda, ya su vuelta se realiza enjaulado y, pese al recurso del encantamiento, es una situación humillante que llega a crear dudas en don Quijote. En la tercera, se da el derrumbamiento total de Don Quijote y de su ideal caballeresco; tal es así, que vuelve para morir tras haber recuperado la razón. Esta evolución de don Quijote puede compararse con la de Sancho, de sentido contrario. Hay, pues, un progresivo acercamiento de las iniciales posturas contrapuestas de don Quijote y Sancho (idealismo - realismo) hacia un equilibrio e incluso entrecruzamiento final.

Por último, otros dos elementos estructuradores fundamentales son el carácter paródico de la novela y el diálogo que mantienen Don Quijote y Sancho. La estructura del Quijote parece ser la de una parodia de los libros de caballerías y, por ello, imita sus esquemas y características.

6.3.4. Don Quijote y Sancho

En la caracterización de estos dos personajes radica uno de los méritos más sobresalientes de la novela. Ambos personajes encarnan inicialmente posturas e ideales opuestos, que permiten al autor un magistral ejercicio de la técnica del diálogo y la presentación de situaciones fundamentadas en el contraste de situaciones, puntos de vista ...

A grandes rasgos, don Quijote y Sancho presentan estas características:

Don Quijote

Sancho Panza

Es un hidalgo que ha perdido la cordura de tanto leer libros.

Es un rudo labrador que sólo se fía de lo que ve y se preocupa por lo inmediato.

Encarna el mundo ideal y fantástico de la caballería andante.

Representa la realidad cotidiana.

Se mueve por los ideales: la justicia, la libertad, el valor y el amor a su dama.

Actúa por intereses personales materiales: las ganancias y el gobierno de una ínsula.

Busca soluciones fantásticas para cualquier situación y las halla en los libros leídos.

Sólo ve lo real y busca apoyo en la sabiduría popular y en su mayor exponente: los refranes.

Sin embargo, estos dos personajes, en un principio opuestos, parece que se van influyendo uno al otro a lo largo de la novela. A medida que viven diversas aventuras, van transformándose, se aproximan y se compenetran de tal forma que, al final, don Quijote, una vez recobrada la cordura, ya no quiere ser caballero andante y muere. El realista Sancho se convierte, a su vez, en soñador, y ruega a don Quijote que no se deje morir, que aún pueden ser pastores (alusión a la novela pastoril).

6.3.5. El Quijote y la parodia de los libros de caballerías

La intención de Cervantes era parodiar los libros de caballerías, que se leían muchísimo en esta época y en los que se relataban disparatadas aventuras de héroes legendarios. Para ello, Cervantes los imita burlescamente y consigue ridiculizar el modelo. La degradación aparece ya desde el primer capítulo y consiste en lo siguiente:

- Sitúa la acción en un lugar muy concreto y poco heroico: La Mancha, tierra de honrados y vulgares campesinos (frente a lo que ocurre en los libros parodiados, cuya acción se sitúa siempre en países lejanos y exóticos.)

- El hidalgo es casi contemporáneo del autor (“no ha mucho tiempo que vivía”), con lo que se opone también a los libros de caballerías, en los que las hazañas de los héroes se remontaban a tiempos muy lejanos.

- Don Quijote no es presentado como un héroe de noble estirpe, sino como un simple hidalgo lugareño y pobre.

- Se dispone a salir al mundo disfrazado de caballero andante con unas armas que habían pertenecido a sus bisabuelos y que por su vejez y deterioro eran completamente ineficaces.

- Don Quijote está enamorado de Dulcinea del Toboso, producto de su imaginación, pues se trata de una campesina llamada Aldonza Lorenzo (los héroes de los libros de caballerías estaban enamorados de damas de noble origen).

- Los caballeros luchaban por la justicia aunque para ello tuvieran que enfrentarse a gigantes y magos, mientras que don Quijote también lucha por la justicia pero sus enemigos no son gigantes sino molinos, rebaños de ovejas...

- Sancho Panza, un humilde labrador, es el escudero de don Quijote (en los libros de caballerías un fiel escudero, experto en batallas y conocedor de secretos maravillosos, ayuda siempre al caballero).

- Se nos ofrecen irónicamente párrafos en el lenguaje rimbombante, hueco y sin sentido que caracteriza a muchos de estos libros.

6.3.6.Técnica y estilo

Atendiendo sólo a aspectos generales y muy importantes, podemos señalar los siguientes características:

La parodia (imitación, generalmente burlesca, de una obra, género, autor,... exagerando o ridiculizando sus rasgos más característicos) está presente, de forma constante, en todo el libro. La misma concepción de la novela y, por tanto, la estructuración de la mayoría de las aventuras es una parodia de los libros de caballerías.

La ironía, resultado en muchos casos de la parodia, es el recurso tal vez más utilizado en El Quijote.La vemos ya en el encabezamiento de los capítulos con sus títulos hiperbólicos, en el desajuste constante entre actitudes y situaciones, en muchísimas expresiones de don Quijote y Sancho, etc.

El inagotable humor del Quijote. Además de en la parodia y la ironía, encontramos el humor también en los graciosísimos diálogos entre Sancho y don Quijote, en la creación de nombres propios, en la invención de expresiones (como "académico argamasillesco", médico insulano", "gobernadoresco",...) en los errores que comete Sancho al hablar, en los juegos de palabras, etc.

Otro logro técnico-estilístico del Quijote es la perfección del diálogo. Es, en primer lugar, el medio por el que los personajes, sobre todo don Quijote y Sancho, descubren sus pensamientos en estos diálogos que los definen como seres independientes y vivos, a la vez que los caracterizan progresivamente. Pero, además, es un elemento estructural básico que dinamiza la novela: las aventuras perderían gran parte de su valor sin los diálogos precedentes y subsiguientes.

Otro excepcional recurso del Quijote es su perspectivismo, es decir, presentar los personajes y la realidad desde distintos puntos de vista. En la novela, el juego de perspectivas es muy complicado. Por una parte, está la combinación de los tres "autores": el narrador cristiano, el traductor morisco y el historiador moro (Cide Hamete). El entrecruzamiento de las perspectivas de los tres enriquece la visión de lo narrado. Por otra parte, está la multitud de visiones que dan los personajes de un mismo hecho , con lo que se consigue ir definiendo una realidad indeterminada y huidiza.

Uno de los hechos que más llama la atención durante la lectura del Quijote es el grado de realismo y de vida independiente que Cervantes consigue dar a sus personajes, muy en especial en don Quijote y Sancho. Las técnicas con los que Cervantes ha conseguido esto son numerosas:

1) Las vacilaciones o equivocaciones, atribuidas ocasiones a descuido, dan un gran sentido de realidad; la variedad de nombres de don Quijote y la mujer de Sancho; el desconocimiento del lugar de nacimiento y ascendencia de don Quijote, etc. En algunos casos la razón es la falta de documentos históricos (luego la historia no es una invención sino una realidad documentada); en otros, parece que la causa es que don Quijote, caballero de altos pensamientos, no puede entretenerse en insignificancias (realismo vital o existencial).

2) El realismo queda reforzado, además, por los frecuentes comentarios del “narrador”, en los que duda de lo que han escrito el historiador y al traductor.

3) La perfección del diálogo, que caracteriza a los personajes y cuya evolución muestra.

4) El hecho de que don Quijote y Sancho enjuicien la verdad o perfección de la misma historia de sus vidas, les lanza fuera de la novela como personajes reales. En idéntica dirección están las consideraciones sobre el Quijote de Avellaneda y el hecho de que, a lo largo de la segunda parte, don Quijote se encuentre con personajes que ya han leído su historia y lo reconocen sin necesidad de presentaciones.

Importante característica barroca de El Quijote es su dinamismo. Éste afecta tanto a la estructura como al estilo. En efecto, dinámico es el movimiento de los personajes, la sucesión de aventuras, el inagotable diálogo entre personajes, la técnica narrativa de los capítulos abiertos y de la anticipación, y el rápido ritmo de la sintaxis.

Por último es necesario mencionar la perfección y riqueza lingüística. Con el Quijote, la prosa española alcanza su cumbre. No posee un estilo uniforme. Se combinan en él todos los estilos que había creado la prosa del Renacimiento. Y es admirable la riqueza polifónica con que se expresan sus múltiples personajes: cada uno habla según su condición o según la situación en que se halla.

6.3.7. Los diálogos

Se pueden clasificar los diálogos del Quijote desde distintos puntos de vista:

 En cuanto a los personajes, destaca por su importancia el diálogo central entre don Quijote y Sancho, que forma el eje argumental de la novela. Su característica fundamental es la naturalidad, la serenidad de tono, el lenguaje fluido y el estilo coloquial. Este diálogo entre don Quijote y Sancho cumple varias funciones dentro de la obra. 1) Desempeña una clara función narrativa, pues sustituye al narrador en muchas descripciones y en el desarrollo del argumento. 2) Sirve a los protagonistas para intercambiar opiniones y para hacer comentarios acerca de otros sucesos. 3) Es un importante instrumento para la caracterización de los personajes y también informa acerca de la evolución psicológica de los mismos: la lenta metamorfosis de "loco" en "cuerdo" (Don Quijote) y de "necio" en "discreto" (Sancho Panza). 4) El diálogo entre Don Quijote y Sancho estructura la novela. 5) Finalmente, todos ellos tienen un claro valor humorístico, que recae fundamentalmente sobre el personaje de Sancho.

En cuanto al tema, los que más abundan son los diálogos de tipo caballeresco. Don Quijote instruye a Sancho en estilo coloquial acerca de todo lo relativo a la caballería andante. Don Quijote representa la perspectiva ideal-caballeresca y Sancho una perspectiva basada en el conocimiento y observación de la realidad y en su experiencia. También se encuentran diálogos, en los que don Quijote u otros personajes ofrecen su visión del mundo sobre temas de alcance social, de contenido literario o político.

6.3.8.El Quijote de Avellaneda

En 1614, un año antes de la publicación de la segunda parte del Quijote, apareció en Tarragona una continuación apócrifa de la primera. Se declaraba su autor el licenciado Alonso Fernández de Avellaneda, natural de Tordesillas (Valladolid). Se ignora quién se ocultó bajo el seudónimo de Avellaneda. Era, sin duda, amigo de Lope de Vega y feroz adversario de Cervantes, de quién se creyó injuriado. Su obra tiene mérito y es a veces divertida, pero ni de lejos resiste la comparación con el original. Cervantes sufrió mucho con este incidente, y en la segunda parte del Quijote , criticó justamente a su imitador.

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