Edad Media (711-1492)

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Autor: mirka2
Typ práce: Ostatné
Dátum: 08.11.2021
Jazyk: Španielčina
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Apuntes de Historia para Maturitas

Edad Media (711-1492)

La inestable monarquía hispanovisigoda no consiguió imponer su autoridad y se fragmentó de manera feudal, favoreciendo las luchas entre nobles para obtener el poder, y debilitando el conjunto. Cuando los musulmanes fueron llamados por los partidarios de Witiza, les resultó muy fácil conquistar una península dividida.

Hispania Musulmana

La conquista

Si los romanos habían tardado unos doscientos años en controlar Hispania, los musulmanes lo lograron en apenas una década. Por un lado, las tropas musulmanas estaban formadas por feroces guerreros bereberes, recientemente convertidos al islam y por lo tanto fanáticos. Por otro lado, encontraron una escasa resistencia en la Hispania visigoda, dividida en señoríos feudales. Muchos de estos aristócratas no dudaron en firmar pactos con los musulmanes a cambio de conservar sus tierras. Los cristianos pudieron seguir practicando su religión (mozárabes), y como tenían que pagar más impuestos, muchos de ellos acabaron convirtiéndose al islam de forma pacífica (muladíes). La capacidad negociadora de los musulmanes fue determinante para lograr la conquista.

Emirato de Córdoba (711-929)

Al principio de la dominación musulmana, Al-Andalus (el nombre árabe de Hispania) fue una provincia del imperio musulmán, gobernada por un emir que era nombrado por los califas de Damasco, de la familia Omeya. En el año 756, la dinastía Omeya fue asesinada por la dinasía Abasí, que trasladaron la capital del imperio a Bagdad. Un superviviente de la familia Omeya, Abd-al-Rahmán I (Abderramán), se exilió en Al-Andalus y se convirtió en emir, convirtiéndose la península ibérica en un emirato independiente política y militarmente, aunque en materia religiosa siguió dependiendo de Bagdad.

Los problemas de este nuevo Emirato fueron varios: por un lado los mozárabes constituían una minoría muy importante que se sentía marginada y protagonizó algunos levantamientos, por otro, los bereberes habían recibido unas tierras poco fértiles como premio a la conquista, y lucharon con el emirato hasta conseguir nuevas tierras, abandonando el valle del Duero, y los aristócratas muladíes continuaron siendo autónomos y luchando contra el poder central como cuando eran nobles visigodos.

Califato de Córdoba (929-1031)

En 929, los emires de Córdoba decidieron reforzar su poder político dándose un poder teocrático, autoproclamándose califas. Durante el siglo X, Al-Andalus se convirtió entonces en el Estado más poderoso del Mediterráneo occidental, controlando el norte de África y cobrando impuestos a los reinos cristianos del norte. Este crecimiento se debió sobre todo al poderío militar, que dio a final de siglo a un caudillo militar llamado Almanzor, que ejerció el poder mientras el califa estaba cada vez menos implicado en la vida política. La muerte de Almanzor, en 1002, provocó la pérdida de poder central en Córdoba y el final del Califato en 1031.

I Reinos de Taifas, Almorávides y Almohades

El Califato se dividió en Taifas, o pequeños reinos independientes, que luchaban entre sí y contra los reinos cristianos del norte. Cuando estos reinos ven peligrar su posición debido al avance cristiano, y sobre todo cuando Alfonso VI de Castilla conquista Toledo, piden ayuda a los Almorávides, una secta ultrarreligiosa que domina el actual Magreb. Los Almorávides derrotan a los cristianos y unifican las taifas brevemente en el siglo XII, pero no aprovechan su ventaja para reconquistar Toledo, y hacia 1125, otra tribu ultrarreligiosa está venciéndoles en el norte de África, los Almohades, que les derrotará y dominará las Taifas hasta 1212, cuando son vencidos por los cristianos, que habían convocado una cruzada.

II Reinos de Taifas y Reino de Granada

Tras la derrota Almohade en Navas de Tolosa en 1212, las distintas ciudades que les habían pertenecido fueron independientes durante un breve periodo de tiempo en el siglo XIII, siendo las más importantes las de Murcia, Valencia y Granada. Esta última fue la única que no cayó bajo el poder de los reinos cristianos en ese siglo, y se pudo desarrollar como estado propio a lo largo de los siglos XIV y XV en lo que se conoce como el Reino Nazarí de Granada, y que fue perdiendo territorio a lo largo de esos dos siglos ante el avance castellano, hasta ser conquistado finalmente en 1492 por los Reyes Católicos.

Reinos Cristianos y la Reconquista

Durante los trescientos años en que Córdoba mantuvo unificada Al-Ándalus, en las montañas del norte (Cántabro-pirenaicas) se fueron formando unos pequeños estados resultado de la unión de las tribus autóctonas (cántabros, astures o vascones) y los cristianos hispanovisigodos que se habían refugiado allí de los musulmanes.

La Reconquista fue el nombre romántico dado a los 800 años en que los musulmanes estuvieron en la península Ibérica, y durante los cuales los cristianos lucharon por reconquistarla. Sin embargo, a lo largo de esos ocho siglos, hubo enfrentamientos entre cristianos y alianzas de algunos de ellos con algunos reinos musulmanes, así como períodos de paz y convivencia.

Durante este tiempo, se formaron en el norte de la península varios reinos: en lo que hoy es Asturias, nació el reino Asturleonés, que se extendió hacia el sur conquistando la ciudad de León, y en los Pirineos surgieron varios estados, apoyados por el imperio Carolingio (de Carlomagno), y que recibían el nombre de Marca Hispánica: el Reino de Navarra, que nació controlando los pasos de montaña en torno a lo que hoy es el País Vasco y acabó controlando un amplio territorio hasta el río Ebro. El Reino de Aragón, en el centro de los Pirineos formado a partir de pequeños condados dependientes de Navarra que acabaron independizándose. Y los Condados Catalanes, un grupo de condados vasallos del imperio Carolingio y que eran interdependientes entre sí, hasta que los condes de Barcelona se convirtieron en príncipes de Cataluña en el siglo XI.

Estos reinos cristianos se extendieron hacia el sur a partir del siglo XI gracias a la desaparición del Califato y a la estructuras feudales que les permitían tener profesionales de la guerra (nobles y caballeros). Y además mitos como la Cruzada y la Reconquista ayudaron a crear una guerra santa contra los musulmanes que fue apoyada por el Vaticano y que acabaría dando sus frutos en la batalla de las Navas de Tolosa (1212).

Los reinos cristianos en los siglos XI, XII y XIII evolucionaron a dos grandes estados (las Coronas de Castilla y Aragón) y otros dos más pequeños (Portugal y Navarra), además del último reino musulmán, Granada.

El reino de Castilla y León (o Corona de Castilla).

León había conquistado casi todo el noroeste peninsular antes de la desaparición del Califato, y los condes de Castilla y los de Portugal, antiguos vasallos de León, se habían convertido en reyes independientes. En 1037, Fernando I de Castilla unificó su reino con el de León, y a partir de entonces los castellanos iniciaron una conquista hacia el sur ayudada moralmente por considerarse herederos directos del reino visigodo, y por tanto, Alfonso VI, al conquistar Toledo, se proclamó “emperador de todas las Hispanias”. Esta hegemonía no duró mucho pero su posición de fuerza permitió al reino firmar tratados con otros reinos cristianos para repartirse el territorio a conquistar a los musulmanes, con la mayor parte de las zonas reservadas para Castilla. Los castellanos, en la época de Alfonso X, que conquistó Cádiz en 1262, habían reducido Al-Ándalus al reino de Granada, y lo habían rodeado por tierra, aislándolo de los aragoneses y los portugueses.

La confederación Catalanoaragonesa (o Corona de Aragón).

El núcleo catalanoaragonés tuvo grandes dificultades para conquistar la ribera del Ebro, densamente poblada. Los condes de Barcelona conquistaron Tarragona y Alfonso I de Aragón Zaragoza en el cambio del siglo XI al XII, pero no fue hasta 1137, cuando Ramón Berenguer IV de Barcelona y Petronila, princesa de Aragón, se casaron, que la nueva Corona de Aragón pudo enfrentarse con fuerza a los musulmanes. Se estableció una confederación que respetaba los fueros de cada una de las partes. Para entonces, los tratados con los castellanos ya les limitaban la posibilidad de expandirse hacia el sur, así que lo hicieron en otras direcciones: Languedoc y Provenza en lo que hoy es el sur de Francia (por lo que tuvo que enfrentarse a los francos) y el Mediterráneo, junto con los reinos del Levante peninsular (Mallorca y Valencia). A partir del siglo XIII se centraron en controlar el Mediterráneo occidental, rivalizando con Génova y Marsella.

El crecimiento de estos dos reinos se estancó durante el siglo XIV debido a diversos problemas internos (crisis dinástica y guerra civil en Aragón, y crisis demográfica, social y política en Castilla), y no sería hasta el siglo XV cuando la dinastía de Trastámara, reinante en ambos estados, se reunificó con el matrimonio de Isabel I de Castilla (hermana de Enrique IV) y Fernando II de Aragón. Estos monarcas, conocidos como Reyes Católicos, conquistarán Granada en 1492 y Navarra en 1515, y llevarán a la península de la Edad Media al Renacimiento, naciendo así la España moderna.

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