Siglo XVIII La Ilustración

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Autor: mirka2
Typ práce: Ostatné
Dátum: 08.11.2021
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Apuntes de Historia para Maturitas

Siglo XVIII La Ilustración

El siglo XVIII confirmó la pérdida de influencia española en el mundo, mientras la reorganización territorial configuró una unidad política parecida a la actual, que comenzó a ser llamada España. Por otro lado, la muerte del último rey de la dinastía Austria supuso la llegada de los Borbones, lo que significó la llegada del absolutismo centralista. Los nuevos monarcas intentaron modernizar la administración del Estado con ayuda de las ideas ilustradas, buscando reformar algunos aspectos de la España más tradicional.

Guerra de Sucesión (1702-1714)

La sucesión de Carlos II contó con dos candidatos: Felipe de Borbón, nieto del rey de Francia Luis XIV, y Carlos de Austria, hijo del emperador Maximiliano de Austria y Alemania.

Felipe no gustaba a la mayoría de países europeos porque podría llegar a ser rey de Francia y España y por tanto acumular demasiado poder, pero Carlos II decidió nombrarlo heredero y se convirtió en Felipe V.

Ante esto, Inglaterra, Austria y Holanda firmaron la Alianza de La Haya y declararon la guerra a los reyes Borbones. En España, aunque Felipe había sido reconocido por las Cortes de todos los reinos, se tenía miedo de que la política centralista de los Borbones eliminara las leyes propias de cada uno. Así pues, la Corona de Aragón (Aragón, Cataluña, Valencia, Mallorca) decidió apoyar a Carlos de Austria, mientras la Corona de Castilla apoyaba a Felipe.

La guerra comenzó en 1702 y su desarrollo fue favorable a Carlos hasta 1707, cuando la batalla de Almansa permitió a Felipe recuperar toda España menos Cataluña. En 1711, Carlos fue nombrado emperador de Alemania y la Alianza de La Haya se disolvió por miedo a que Carlos se convirtiera en un emperador tan fuerte como Carlos I.

En 1713 se firmó el Tratado de Utrecht, que reconocía a Felipe V como rey de España a cambio de renunciar a ser alguna vez rey de Francia, la pérdida de Gibraltar y Menorca para Inglaterra (y el monopolio del tráfico de esclavos con América), Flandes, Nápoles y Cerdeña a Alemania, y Milán y Sicilia a Saboya.

La guerra no terminó con el Tratado, ya que en Cataluña se siguió luchando contra Felipe hasta septiembre de 1714, para evitar que los Borbones anularan las leyes catalanas, como sucedió con los Decretos de Nueva Planta.

El Antiguo Régimen en España

Una de las primeras medidas de Felipe V durante la Guerra de Sucesión fue la creación de los Decretos de Nueva Planta, unas leyes que sustituían las leyes autóctonas de cada uno de los reinos de España por otras prácticamente idénticas a las leyes de Castilla, que permitían al rey gobernar de forma autoritaria y cobrar impuestos sin negociar con las Cortes.

Gracias a estas nuevas leyes, el único depositario de la soberanía por delegación divina fue el rey, que acumuló los tres poderes: legislativo (hacer las leyes), ejecutivo (hacer cumplir las leyes) y judicial (interpretar las leyes). Esto supuso que todos los cargos públicos en Madrid y en las provincias fueran nombrados por el rey, y por tanto controlados desde la capital. Además, suprimió las Cortes de cada reino y estableció las primeras Cortes comunes a toda la monarquía, que sólo se convocaban por protocolo. Los nobles se desentendieron de la política y se limitaron a cobrar impuestos y nombrar alcaldes y jueces, pero se quedaron con muy poco poder real.

Por influencia de la Ilustración europea, llegó la idea de un absolutismo benefactor, interesado en el bien de los súbditos (“Todo para el pueblo pero sin el pueblo”). Este despotismo ilustrado intentó ser aplicado en España por los hijos y sucesores de Felipe V, Fernando VI y sobre todo Carlos III. Carlos III sucedió a su hermano después de haber sido durante años rey de Nápoles y Sicilia, y por tanto ya contaba con experiencia de gobierno y conocía las corriente ilustradas europeas. A través de ministros como Ensenada, Esquilache, Campomanes, Aranda, Floridablanca y Olavide, intentaron aplicar reformas a la sociedad española.

Estas reformas fueron mal recibidas por las clases privilegiadas, sobre todo por el proyecto de hacer pagar impuestos a todo el mundo independientemente de la clase. Además, la mayoría de los ilustrados españoles eran fervientes católicos, aunque estaban en contra de las supersticiones populares y de la Inquisición (que siguió funcionando como si nada).

En el ámbito económico se intentaron reformas en la agricultura y en los oficios artesanales, y patrocinaron la creación de manufacturas para abastecer las necesidades suntuarias (artículos de lujo) y militares de la monarquía. A pesar de todo, la economía española siguió siendo principalmente agrícola y dependiente del comercio con las colonias americanas, y el crecimiento demográfico fue mayor en unas zonas (la costa de Cataluña y Valencia) que en otras (el interior de Castilla).

En lo militar, Carlos III y sus ministros intentaron reconstruir el poderío naval que permitiría a España mantenerse como potencia mundial durante otros 50 años, con la construcción de barcos más modernos y una racionalización de su funcionamiento, pero todo eso se perdería durante la guerra de la Independencia a principios del siglo siguiente.

Con la llegada de la Revolución Francesa en 1789, todas estas reformas fueron vistas con peores ojos por la mayoría ultraconservadora, y durante el reinado de Carlos IV fueron frenadas y se volvió al absolutismo más conservador.

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